La tecnología permite hacer cosas impensables. La última moda que ha resurgido es la de colorear nuestras fotografías antiguas. Muchos programas presumen de hacerlo mejor que nadie, incluso hay aplicaciones que lo hacen todo por tí. La pregunta es la siguiente: ¿es realmente necesario colorear las fotografías en blanco y negro?
Hoy he dormido en casa de mi madre. Y además de hacerme un desayuno estupendo ha aprovechado para darme unos cuántos cd´s para saber si las fotos que estaban dentro las tenía ya guardadas en sus discos duros. Los cd ya no sirven para nada, desde luego... Esto nos ha llevado a ver las fotografías antiguas de la familia, como las que hizo mi abuelo con su flamante Agfa de fuelle en la Feria Internacional de Barcelona de 1929.
Y son increíbles. Son pequeñas, muy nítidas y bien reveladas por mi abuelo. Y en un glorioso blanco y negro... Recuerdan cuando se inauguró el Palacio Nacional o la Fuente Mágica. Mis abuelos veían todo el color, al contrario de lo que yo pensaba de pequeño, pero las fotografías solo reproducían, como se dice ahora, escalas de grises.
Seguro que muchos estarán tentados ahora a colorear todas esas fotos que tendrán almacenadas en casa de sus padres o escaneadas en su ordenador porque se verán más bonitas o tendrán una segunda vida... ¿es realmente necesario hacerlo? ¿No rompemos la historia de una obra? ¿No cambiamos completamente su contexto? ¿O si se puede hacer sin esfuerzo, por qué no modificarlas totalmente?
La nueva moda de colorear fotografías
Adobe permite hacerlo gracias a uno de sus neural filters, una empresa israelí ofrece este servicio como extra para completar tu árbol genealógico... en las tiendas de fotografía ya ofrecen el servicio de coloreado además de la impresión y poner las fotos en tazas y cojines...
Incluso hay empresas especializadas para conseguir la reproducción más fidedigna del color. Hay que documentarse y entender cómo funciona la luminosidad de las antiguas películas para saber si ese gris viene de un rojo o de un verde... Es un problema complejo sobre todo si la imagen fue revelada a conciencia, con la idea de aclarar y oscurecer distintas zonas.
Cassowary Colorizations es una empresa que se dedica a esta especialidad. Los han entrevistado en un periódico por su labor a la hora de colorear las fotografías dela Guerra Civil. El trabajo es impresionante y el resultado llama la atención. Pero vuelvo a insistir ¿era necesario?
El autor de las fotografías pensó en blanco y negro. Los motivos podían ser varios pero lo más seguro es que lo hiciera así por economía y rapidez. Pero su intención era disparar con esa película. Por este motivo no tiene sentido cambiar la percepción del artista por modas contemporáneas.
La explicación que dan en el artículo es llamativa:
El problema del blanco y negro es que, según algunos, es sinónimo de pasado y romantiza los hechos. Si pensamos en la Guerra Civil o en las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, las imaginamos en blanco y negro y eso da la sensación de que es algo antiguo y que no se puede repetir
Se da por sentado que el espectador no sabe leer, interpretar y poner en contexto una fotografía antigua y da como único solución modernizarla para hacerla comprensible al público moderno. Una fotografía en color es más cercana y contemporánea.
Así que en vez de enseñar al público a pensar, vamos a colorear el 'Guernica', tapar los desnudos que puedan resultar ofensivos a los ojos cada vez más conservadores y suavizar las historias mitológicas porque contaron cosas totalmente reprochables...
Como bien señala José Pereira en un interesante debate que se ha planteado en Full Frame en Facebook:
Desde la semántica de la imagen, en la medida que funciona como simbolo, no tiene porque existir una correspondencia estricta con la realidad para reconocer dicha escena como real o natural. De hecho, lo que más ha marcado la figuración de la imagen fotografica fue su nitidez, no su color ni siquiera su correspondencia en gamas tonales.
Si el único requisito para entender una fotografía es que tenga color el problema real no es ese, sino la falta de educación visual por parte del espectador que demanda esta tecnología. Es algo que puede tomarse como un juego muy interesante pero una falta de respeto para los fotógrafos y la historia.
Las fotografías de la Guerra Civil resultan distintas en color. Ahí están las banderas de ambos bandos con sus colores originales, las caras curtidas por el sol... Pero no añaden nada realmente interesante, no cambia nuestra percepción de los hechos atroces de una guerra sin sentido. No hay que ver en color, hay que leer más e informarse para tener una opinión.
De todas formas confío que sea una moda pasajera, una curiosidad técnica muy entretenida y se olvide pronto. Tal como pasó con las películas en blanco y negro que colorearon. Fue un absoluto fracaso pero tiemblo al pensar lo fácil que es hacerlo ahora.
Ver 5 comentarios