En el mundo de los premios es difícil decidir cuál es el más importante. En el mundo de las artes está muy disputado. Y lo más curioso es que el más conocido, el premio Nobel, no da ningún premio a los pintores o fotógrafos. Para solucionarlo, los japoneses crearon los Praemium Imperiale, para rellenar huecos... Este año el premio en la categoría de Pintura ha recaído en el gran Sebastiao Salgado.
Los premios internacionales Praemium Imperiale (Takamatsu no miya denka kinen sekai bunka-shō) se otorgan desde 1989 a las contribuciones destacadas al desarrollo, la promoción y el progreso de las artes.
Los apartados son: Pintura (donde entra la fotografía), Escultura, Arquitectura, Música y Cine/Teatro. Y está dotado con una medalla de oro y 15 millones de yenes japoneses (125.000€).
Está relacionado con la familia imperial japonesa y la Asociación de Arte de Japón con una serie de asesores internacionales tan relevantes como miembros de la familia Rockefeller. Un premio con una importante trayectoria que ya ha premiado a fotógrafos como Cindy Sherman o Hiroshi Sugimoto dentro de esa categoría de Pintura.
Sebastiao Salgado recibe el premio Praemium Imperiale
Sebastiao Salgado pasará a la historia como uno de los grandes fotógrafos de la historia. Sus series en blanco y negro suponen años de trabajo hasta encontrar el mensaje que quiere trasmitir. Él era un economista del mundo del café que se enamoró de la fotografía gracias a su mujer.
Muchas veces se le acusa de ser demasiado estilizado a la hora de mostrar las desgracias sociales del mundo, pero es la única forma que ha encontrado de darles visibilidad. Las hambrunas, los problemas laborales de las clases desfavorecidas, las grandes miserias de la tierra entran en el debate internacional gracias a la fuerza visual que trasmite.
El motivo por el que se le ha otorgado este premio es:
El trabajo de Salgado se caracteriza por una intensidad que nace de su integración paciente y empática en la vida de sus sujetos. Vive con ellos, pues cree que "debe ser la persona que tienes delante la que te regale la foto". El regalo que le hacen sus retratados es siempre intensamente personal, a veces angustioso, pero siempre revelador de su humanidad. El uso de la luz natural contribuye a aumentar el impacto de sus fotografías, que con frecuencia adquieren una profundidad y un estado de ánimo intangibles.
Su figura se entiende mejor desde que publicó su autobiografía y sobre todo por el documental que hicieron su hijo y Wim Wenders, 'La sal de la tierra', de obligado visionado para todos los que queremos hacer una buena fotografía.
Es un premio merecido, aunque seguro que encontraremos a gente que se rebelará contra él por lo que hemos comentado. Ahora solo nos queda esperar a que llegue a nuestro país el último proyecto dedicado a la Amazonia y quedarnos con la boca abierta.
Ver 2 comentarios