Las últimas actualizaciones de los programas de revelado están apostando por la inteligencia artificial para conseguir el mejor resultado posible. Luminar confía todo a la IA para conseguir los revelados más llamativos, rápidos y sencillos posibles. Y Adobe ha lanzado los filtros neuronales (incluso alguno funciona) para la última versión de Adobe... Todo cambia ¿pero la inteligencia artificial ayuda de verdad a los fotógrafos?
La publicidad es muy engañosa. En los vídeos promocionales ves una fotografía estupenda, tomada en un entorno increíble y luego, nada mas descargarla en el ordenador y abrir el programa en cuestión, los cielos se transforman por arte de magia, los colores cambian por otros más poderosos y esas fotografías van directas a las redes sociales donde consiguen más y más votos. Y todo sin apenas mover un dedo...
La fotografía está cambiando a pasos agigantados día tras día. Antes los fotógrafos solo teníamos las asociaciones para enseñar nuestro trabajo. Ahí estaban los concursos para darnos a conocer, las sociedades fotográficas y las revistas en las que, cuando nos publicaban, éramos felices.
No había más presión que convencer con nuestros trabajos a compañeros aficionados y profesionales que sabían distinguir el grano de la paja. Y si queríamos que se nos subiera el ego, siempre podíamos contar con la familia para que nos regalara los oídos.
Pero ahora ha cambiado todo. Estamos expuestos como fotógrafos las 24 horas gracias a las redes sociales como Instagram. Y mucha gente busca el reconocimiento continuo sea como sea, aunque el que contemple nuestro trabajo no sea fotógrafo. Estamos en la época de la búsqueda del reconocimiento perpetuo, en la época en la que todo lo tenemos que conseguir a la primera y si no aparece la frustración, como si fuéramos esos niños a los que ahora se les consiente todo para no deprimirles.
Como bien dice Joan Fontcuberta:
De las imágenes artesanales hemos pasado a las imágenes automatizadas. El resultado es que tal inflación, más que facilitar la hipervisibilidad, parece sumirnos en la ceguera. Pero ¿estamos realmente saturados de imágenes?¿Hay demasiadas? ¿Resulta pernicioso ese exceso? El tránsito del homo sapiens al homo photographicus ha relegado la fotografía como escritura y la ha encumbrado como lenguaje. Hoy para hablar nos valemos –también– de las imágenes, y lo hacemos con la naturalidad del hábito adquirido sin darnos cuenta. El homo photographicus tiene condición de prosumer: productor y consumidor a la vez. Hay muchas imágenes porque su producción ya no es prerrogativa de operarios especializados sino dominio común. Hablamos con imágenes de forma espontánea, tal como hablamos con palabras. ¿Nos planteamos como problema la abundancia de palabras? La comparación es tramposa, pero pedagógica. La riqueza lexicográfica, por ejemplo, puede ser muy extensa, pero se ciñe a los límites del diccionario. En cambio, cada imagen es una invención (salvo formas codificadas como los emoticonos) y por tanto su repertorio es infinito. Las palabras requieren, para funcionar, el consenso social de su significado; en cambio cada imagen es una apuesta incierta.
La inteligencia artificial es una tabla de salvamento para muchos aficionados y profesionales que quieren los mejores resultados con el mínimo esfuerzo. Es algo a lo que seguro que nos apuntamos todos, yo el primero. Pero creo que la IA hay que saber aprovecharla bien.
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse
Con motivo de un vídeo de Thomas Heaton, un fotógrafo de paisajes, en Petapixel han retomado el debate sobre si la inteligencia artificial es buena o no. Y como siempre hay opiniones de toda clase y condición. Nosotros vamos a dar la nuestra, por supuesto.
El avance de la tecnología es bueno. Siempre que nos facilite el trabajo y sobre todo, permita hacerlo mejor. Respecto a la inteligencia artificial en los programas de revelado creo que es una buena noticia cuando resuelva realmente todos los problemas.
Cesar Muela: La inteligencia artificial es un arma con enormes posibilidades, y muchas de ellas ni siquiera nos las podemos imaginar a día de hoy, pero no hay que olvidar que es una herramienta como otra cualquiera. ¿Arruina el tampón de clonar el revelado? ¿Y el HDR? Yo creo que si una herramienta cumple con el propósito del autor, está bien empleada. Habrá situaciones de edición rutinarias en las que una inteligencia artificial puede ahorrar mucho tiempo, pero también habrá otras en las que quizá su trabajo se aleje mucho de lo que quería el autor, al igual que sucede con cualquier otra herramienta. No creo que la inteligencia artificial "arruine" por sí misma el revelado, sino más bien cómo se utilice y los resultados que sea capaz de ofrecernos. Otro debate será cuando en un futuro una foto gane un concurso y resulte que el revelado ha sido a cargo de una inteligencia artificial. ¿De quién es el mérito entonces? ¿Tendrán que convertirse los fotógrafos también en programadores para ajustar la inteligencia artificial a su gusto? En cualquier caso, la decisión última es del fotógrafo. Después de todo, una foto mala seguirá siendo una foto mala aunque la revele una inteligencia artificial, ¿no?
Ahora mismo los resultados no son fiables al 100%. Y la inteligencia artificial trabaja para conseguir un estereotipo. Lo más bonito es siempre una buena puesta de sol, una cara sonriente con los dientes perfectos y con un tono de piel dorado... todavía no piensa en un estilo personal.
Óscar Condés: Estas funciones serán más comunes cada vez en todo tipo de software fotográfico y que en buena parte sí que pueden ser malos para la creatividad pero que las iremos adoptando; es un poco como los presets de Ligthroom, que los que no saben los usan para conseguir buenas fotos sin esforzarse pero los que sí saben, o quieren aprender, los utilizan como punto de partida. Creo que muchas de estas cosas las adaptaremos y nos serán útiles para ciertas cosas; para otras serán sólo un recurso "cuando hay prisa" porque dudo mucho que, por muy buenas que sean, puedan sustituir una buena edición manual.
Además entramos en el gran error del uso indiscriminado de la inteligencia artificial por parte de fotógrafos noveles y experimentados. Ahora mismo muchos confían en las acciones y atajos para lograr lo que ven en las redes. Y piensan que ese es el secreto del éxito.
Sergio Fabara: Es una herramienta que debemos absorber y aplicar a nuestro flujo. Seguro que hay muchos que no sacarán el provecho y se quedarán con los presets básicos. Pero entre más pronto la entendamos y aceptemos, podremos sacar el valor creativo de la herramienta.
La clave siempre es el esfuerzo, conocer los entresijos para conseguir un efecto determinado y cuando lo dominemos, automatizarlo. El momento adecuado es cuando nos demos cuenta de que lo hacemos sin pensar. Es igual que utilizar o no la calculadora en el colegio... Cuando los niños sepan sumar, restar, multiplicar y dividir sin dudar será el momento de enseñarles la calculadora. Hasta ese momento sería contraproducente. Hay que conocer las bases para aprovechar las herramientas futuras.
El problema es pensar que si utilizamos estas herramientas está todo hecho. Una vez conocí a un fotógrafo que pidió a un compañero todos los ajustes preestablecidos que tenía en Lightroom... desde ese momento dejó de revelar y sus fotos bajaron en picado de calidad... No se puede confiar solo en la tecnología.
El futuro será de la inteligencia artificial o no será. La fotografía siempre se hará en el momento del disparo y los programas estarán ahí para mejorarlo. Pero como siempre ocurre, si no sabemos aprovechar la tecnología nuestros archivos seguirán siendo iguales. De nada servirán si desconocemos su funcionamiento y se quedará como una mera herramienta para conseguir likes. ¿Vosotros qué pensáis?
Ver 1 comentarios