La semana pasada cundió el pánico cuando WhatsApp, Facebook e Instagram estuvieron caídas durante seis horas. Mucha gente se sintió desamparada al no poder utilizar ninguna de estas redes sociales, y en particular, muchos fotógrafos, ya fueran profesionales o aficionados, se quedaron sin su plataforma de negocio o, cuanto menos, sin su "pequeño lugar en Internet" para enseñar sus fotos.
Porque es un hecho que muchos fotógrafos utilizan estas redes como base de su negocio o como el lugar donde exponen, con mayor o menor ambición, sus fotos al gran público. El problema de estos (y otros) sitios online es que no son nuestros, ni nos pertenecen ni los controlamos; muy al contrario, les "prestamos" nuestras fotos a cambio de exposición pero no tenemos más remedio que atenernos a sus reglas y su forma de trabajar, además de estar sujetos a los problemas que puedan sufrir (como en el caso de la semana pasada).
Por eso, tal y como cuenta el fotógrafo Peter Levitan en un artículo publicado en PetaPíxel, más allá de que la caida de estas redes implicara que mucha gente se quedara sin poder ver las fotos familiares durante unas horas, cualquiera que basara su negocio en estas plataformas durante unas horas desapareció del mapa. Simplemente no existía, lo que seguramente causó pérdidas en millones de empresas. Y todo por culpa de los servidores de Facebook...
Esto nos lleva a preguntarnos ¿estamos seguros de que Facebook e Instagram, tal y como los conocemos hoy, estarán ahí para siempre? Quizá ahora mismo son el lugar ideal para mostrar nuestro trabajo, pero ¿hasta cuándo?
¿Recuerdas Myspace?
Para ejemplificar todo esto el autor pone un caso muy esclarecedor: de 2005 a 2008, MySpace fue la red social más grande y pujante, y en especial el lugar ideal para que los músicos compartieran su trabajo y lograran reputación. Músicos como Arctic Monkeys y Calvin Harris se lanzaron a la fama a través de Myspace, pero desgraciadamente confiar en aquella plataforma acabó siendo una mala idea.
MySpace acabó desapareciendo y con ella se perdieron millones de vídeos y canciones; el propio comunicado de prensa (a través del cual la plataforma se despidió) reconocía que muchos archivos se habrían perdido. Incluso llegó a difundirse que, en una migración de servidores, MySpace "perdió" unas 50 millones de canciones de 14 millones de artistas:
Myspace accidentally lost all the music uploaded from its first 12 years in a server migration, losing over 50 million songs from 14 million artists. https://t.co/OyKB5Dxtw9
Sé dueño de tu trabajo
Dejando de lado las cuestiones morales suscitadas alrededor de estas redes sociales, parece claro que tener nuestro trabajo en Facebook e Instagram no está mal. Cada una de ellas permite llegar a miles de millones de personas; sin embargo, confiar en una plataforma de terceros como nuestro recurso principal, y permanente, de marketing no es la mejor idea.
Porque no parece lo mejor dejar nuestro trabajo en manos ajenas, ya sea música o fotografías. Por ello, Peter Levitan apuesta (y nosotros estamos muy de acuerdo) por añadirlos como una pieza más de nuestra presencia en Internet pero siempre teniendo la web como eje principal.
Está muy bien tener preparados distintos portfolios para todos los ámbitos en los que queramos movernos (incluyendo uno físico), pero si hablamos de presencia online nuestra web es fundamental. Muchos fotógrafos (ya decimos, da igual que sean profesionales o aficionados) la tienen, pero raramente lo actualizan y prefieren volcarse en Instagram, convirtiéndolo en su "pequeño universo fotográfico", donde cuelgan frecuentemente nuevas fotos.
Mala idea porque ¿y si desaparece Instagram? Por otro lado, hay que tener en cuenta otro aspecto importante: la propiedad de nuestras fotos. Tanto Instagram como Facebook declaran no ser dueños de las imágenes, pero sus términos y condiciones establecen que como usuarios les otorgamos "una licencia mundial no exclusiva, totalmente pagada y libre de regalías, transferible y sublicenciable para usar el contenido”. Es decir, de alguna manera estamos “asociándonos” con Mark Zuckerberg en lo que se refiere a la propiedad de nuestras fotos.
A día de hoy esto puede que no sea un gran problema, pero a la larga sí podría serlo... Y si no recordemos el caso de Myspace del que hablábamos antes. Sin embargo, con nuestra web las fotos son nuestras, no tenemos que "compartirlas" con nadie.
Cualquier fotógrafo profesional que se precie tiene su propia web y es dueño de su trabajo, y cualquiera que quiera enseñar sus fotografías debería hacer lo mismo, tener su propia web con su dominio.
No hace falta que sea una página muy elaborada, basta con algo sencillo (más si sólo somos aficionados). Lo importante es que si vuelve a ocurrir algo similar, ya sea que se caigan Facebook e Instagram o, sencillamente, que dejen de estar vigentes y desaparezcan, podamos tener la seguridad de que nuestras fotos no desaparezcan con ellas.
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