Era cuestión de tiempo que esto pasase y no tiene mérito alguno que llevásemos tiempo hablando del incierto futuro de la cámara compacta como concepto (exceptuando los modelos más avanzados). Las cámaras de los smartphones definitivamente llegaron para quedarse y cada vez ganan más terreno a las compactas.
Olympus, en plena reestructuración tras su sonada crisis, se atreve a dar el paso de abandonar el sector de las compactas baratas. La línea de cámaras "V" dentro de las STYLU será la sacrificada por la firma nipona que ahora centrará sus esfuerzos, aun más si cabe, en las mirrorless.
No es que las compactas baratas sean malas cámaras, es simplemente que quien tenga suficiente, fotográficamente hablando, con lo que ofrece una compacta de 150€ euros, posiblemente también tenga suficiente con la cámara de su teléfono móvil. Así las cosas las ventas de este sector se han desplomado hasta el punto de hacer necesarios recortes de empleo en la propia compañía.
Los problemas no parecen afectar solo a Olympus. Canon, otro gigante de la industria, también empieza a reportar caídas significativas en el mismo sector. Puede que hayamos alcanzado ya ese punto de inflexión en el mercado a partir del cual la cámara del smartphone haya ganado la batalla a la compacta, al menos a la más básica.
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