Han pasado ya unos días desde que la tragedia asolase Japón y aunque aun estamos lejos de poder hablar de calma, pues continúan las réplicas del seísmo, el conteo de víctimas y la crisis nuclear creada, los líderes de la industria fotográfica han salido a la palestra para evaluar daños y colaborar con la reconstrucción de las zonas afectadas.
Canon ha donado 300 millones de yenes (2.600.000€ aproximadamente) mientras que Nikon ha hecho una aportación de 100 millones de yenes y ha comenzado a crear un Cuartel General de Emergencias para el Control de Desastres.
En lo que respecta a las consecuencias inmediatas para la industria fotográfica parece que finalmente será Nikon quien pueda tener más problemas pese a que en un principio las noticias parecían sugerir todo lo contrario.
Nikon se ha visto obligada a cerrar temporalmente las factorías que tiene en el norte de Japón, entre ellas la situada en Sendai, de donde salen, entre otras, las cámaras de la familia D3 y la D700.
Para este año se esperaba el anuncio de, al menos, las esperadas D400 y D800, sustitutas de las D300s y D700 respectivamente y aunque estamos hablando de un gigante de la industria es de suponer que lo sucedido retrasará necesariamente todas las fechas del calendario y aunque gran parte de sus cámaras salen de factorías que están en otros países, el suministro de piezas clave que salen de Japón también podría ocasionar problemas en la producción de las actuales.
Canon, por su parte, que ha paralizado una factoría donde se fabrican sus lentes ha anunciado que el trabajo de aquellas fábricas que estén cerradas al menos durante un mes será desviado a otras localizaciones para poder asumir la demanda que tienen. Fujifilm, que ya tenía problemas con las fechas para su X100, ha vuelto a sugerir nuevos retrasos en su producción.
Foto | HyperLemon
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