Atrasos en el lanzamiento de nuevos modelos, carencia de recursos y una gran caída esperan a la comunidad fotográfica durante los siguientes meses. Continuando con el seguimiento de los efectos de la pandemia sobre la industria fotográfica, podemos ver los primeros casos del panorama financiero de las compañías. Nikon recientemente hizo su primera revisión de las proyecciones de ganancias para este año fiscal y no se ven nada bien.
La japonesa ha lanzado un comunicado a sus inversionistas alentándolos sobre las pérdidas recibidas debido al coronavirus. Los efectos de la pandemia han resultado en una producción congelada, disminución en las ventas y atrasos en entregas y procesos que se ven reflejados en una caída del 4.7% en sus ingresos totales y una caída del 70% en sus ganancias de operaciones.
Como reporta DPReview, para contrarrestar el golpe, Nikon está haciendo maromas financieras que ayuden a la devaluación de estas divisiones y de alguna manera suavicen el impacto de las pérdidas al disminuir los impuestos. Entre esta devaluación se encuentra la división de Negocios de productos de imagen, la cual recibió una pérdida de impacto por 5.700 millones de yenes.
Desde comienzos de marzo hemos presentado que el impacto ha generado una gran caída en el valor de las acciones de las compañías. Algunas de ellas, como Sony, han tenido que hacer sacrificios priorizando a qué división llegan los componentes. Y otras, como Canon, han suspendido muchas de sus operaciones, lo que generaría retraso en la producción y lanzamiento de productos como la próxima EOS R5.
Hace unas semanas, Canon presentó su reporte financiero para el primer trimestre de 2020, mostrando una caída del 25% en ventas de sus productos. BCN Retail ha mostrado que la venta de cámaras sin espejo ha disminuido a la mitad respecto el periodo del año anterior. Las ventas de Sony disminuyeron en un 44,5% y las de Canon en un 32,3%, pero marcas como Olympus han sufrido caídas hasta del 54,9%.
Lo malo de estas caídas económicas es que no solo generan un atraso sobre la producción actual. Esto obligaría a muchas compañías a despidos masivos, cierre de divisiones y cambios estructurales y operacionales masivos. Habrá caídas en el desarrollo y la investigación de nuevas tecnologías. Y no se sabe bien cuántas compañías puedan recibir el impacto financiero sin riesgo a una posible quiebra.
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