No debió ser fácil la vida de Miguel de Cervantes. Cuentan las crónicas que no fue reconocido hasta el final de sus días. Que recorrió medio mundo en busca de la gloria en la vida pero que nunca la encontró. Sin embargo toda su vida le sirvió para escribir una de las obras inmortales de la humanidad. José Manuel Navia ha recreado sus pasos para dar lugar a su proyecto 'Miguel de Cervantes o el deseo de vivir', que se podrá ver en el Museo Casa natal de Cervantes en Alcalá de Henares hasta el 26 de abril de 2020.
Un fotógrafo nace de verdad cuando consigue encontrar su propia forma de decir las cosas. Los fotógrafos hablan con la luz y encuentran su relación con el entorno que ilumina. José Manuel Navia (1957), uno de los mejores autores de su generación, presentó 'Miguel de Cervantes o el deseo de vivir' en el Museo Casa Natal de Cervantes. Es la última parada de la exposición después de recorrer el mundo entero en más de 25 sedes. Un final perfecto para la exposición que se acerca al mundo cervantino desde una perspectiva actual.
Son 50 fotografías hechas para contemplar. Son los lugares que a finales del siglo XVI y principios del XVII pisó Miguel de Cervantes y le convirtieron en quién fue, el creador de 'Don Quijote de la Mancha', ese libro que obligan a leer en los colegios y que nunca debería empezar a leerse hasta haber entendido qué es la nostalgia de la vida. Así nos daremos cuenta de la locura del caballero andante.
'Miguel de Cervantes o el deseo de vivir', la visión de un fotógrafo
Ayer, en la rueda de prensa en el Museo Casa Natal de Cervantes -que abre de nuevo sus puertas con esta exposición después de unos meses por obras de rehabilitación- se comentó la feliz coincidencia de terminar su periplo en la ciudad que le vio nacer, Alcalá de Henares, patrimonio de la Humanidad. De ahí salió un hombre del que apenas se conserva la partida bautismal para volver convertido en mito.
No se sabe mucho de sus orígenes, hay periodos de su vida totalmente desconocidos. Pero gracias al trabajo de historiadores, y a la lectura detenida de sus escritos y documentos de la época, encontramos su rastro en ciudades españolas y del ancho mundo conocido en busca de la gloria -o escapando de la justicia- que nunca encontró en vida. Incluso su presencia en la famosa batalla de Lepanto, que le valió su sobrenombre. O sus andanzas por Sicilia, una isla española por aquel entonces.
Y José Manuel Navia, equipado con su cámara no dudó en recorrer esos territorios para enseñarnos, en el marco del 400 aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, cómo son ahora. Y lo que más nos puede impresionar es que nada ha cambiado. Todo, en el fondo, sigue igual. Nos toca preguntarnos si es algo trágico o un símbolo de la inmortalidad de su obra. Un adelantado de su tiempo.
Navia no pretende ser Cervantes, ni recorrer el mundo como si fuera un Quijote. Lo que vemos es su visión sobre un personaje que se puede llegar a confundir con la ficción. Y cómo el viaje, la nostalgia, explica las salidas del loco cuerdo.
Ahí está su mirar, la luz de la mañana y la última antes de caer el sol. Ahí está su movimiento, la vida propia que le da a las imágenes. Porque fotografía como se vive. Sin sujeción, haciendo sentir la respiración a cada disparo. Es algo que a muchos fotógrafos que empiezan les cuesta entender.
El reto ha sido enfrentarme sin reservas a la difícil y apasionante relación que se establece entre imagen y palabra, entre fotografía y literatura, algo que, a lo largo de los años, ha venido marcando de un modo u otro mi trabajo. Y hacerlo desde un punto de vista radicalmente contemporáneo, como corresponde a la fotografía, pero a la vez subjetivo y evocador, siempre atento a la importancia que, como fotógrafo, concedo a la idea de huella, es decir, a buscar esa revelación o “aparición de una cercanía, por lejos que pueda estar lo que la dejó atrás”, en palabras de Walter Benjamin.
Así que tenemos tiempo para viajar a Alcalá de Henares a visitar este gran museo, perdernos por su calle mayor soportalada con columnas romanas, comer su costrada de postre y recordar en cada momento, después de ver la exposición, que tal vez deberíamos volver a leer este libro que tiene la particularidad de hacernos cambiar. Y de paso aprender que la fotografía no es solo cuestión de filtros y cámaras, sino que depende del deseo de vivir y saber contarlo.
- 'Miguel de Cervantes o el deseo de vivir'
- Museo Casa Natal de Cervantes
- Hasta el 26 de abril
- Entrada gratuita