La Sony A7 III supuso un antes y un después en el mercado fotográfico. Supuso la mayoría de edad de las sin espejo y el despegue definitivo de este tipo de cámaras. Tuve que jubilar mi Canon EOS 5D Mark II y el modelo que me enamoró fue precisamente este. Así que, como llevo con ella al hombro prácticamente cuatro años, voy a señalar sus pros y sus contras y lo que me gustaría ver en la futurible Sony A7 IV.
Aparte de escribir en Xataka Foto, soy fotógrafo profesional y docente. Durante mucho tiempo estuve trabajando sobre todo de fotógrafo, pero los tiempos cambiaron, las oportunidades también y ahora mismo me dedico más a enseñar.
¿Por qué cuento esto? Porque a la hora de comprar una cámara siempre miro cómo la puedo amortizar lo antes posible. Si siguiera trabajando al 100% como fotógrafo, hubiera ido a por la Sony A7 R III o similares. Pero la Sony A7 III cumplía la mayoría de mis expectativas.
Durante este tiempo he hecho congresos, bodas, deportes, espectáculos, obras de teatro, manifestaciones, retratos institucionales y sobre todo, he viajado con ella a todos los sitios posibles.
Se ha convertido en la nueva extensión de mi ojo y conozco sus virtudes y sus defectos, porque los tiene (como toda máquina). Así que voy a contarlo para cruzar los dedos y soñar que la nueva Sony A7 IV la mejore en todos los aspectos.
Las virtudes de la Sony A7 III
A mi me cuesta mucho cambiar de cámara. No me gusta entrar en la vorágine de consumo ni siento la necesidad de cambiar cada temporada de equipo. Es una inversión fuerte y tienen que existir razones de fuerza mayor para cambiar.
Llevaba tiempo con la mosca detrás de la oreja con mi última cámara. Siempre he sido de Canon por dos motivos:
- Aprovechar el arsenal de objetivos.
- La fiabilidad y facilidad de uso.
Daba igual tener entre las manos una Eos 1Dx Mark III, una 300D, una 30D o cualquier modelo de esta marca japonesa. Simplemente hay que encender y ya puedes empezar a hacer fotos sin perderte por los menús. Y siempre que aprieto el obturador, hago una fotografía.
Pero mi Canon EOS 5D Mark II empezó a sufrir el paso del tiempo. Y noté, respecto a las cámaras que estaba probando en aquel entonces, que los ISOS altos no rendían tan bien y sobre todo, que la velocidad del enfoque dejaba mucho que desear.
Tuve que cubrir un acto en la universidad donde preferían que no utilizara el flash y fue bastante duro disparar con ISOS altos en un lugar donde había poco contraste.
Tuve la suerte de poder probar a fondo la Sony A7 III después de la mala experiencia y no lo niego, me enamoré perdidamente como te puedes enamorar de una máquina. Y todo por una serie de aspectos que paso a contar ahora.
Rapidez de enfoque
Destacó en su momento por la rapidez de enfoque respecto a las demás cámaras. Su principal reclamo en este sentido fue la detección de rostros. Se mejoró notablemente en una actualización con el enfoque al ojo. Hoy en día todas las marcas han mejorado mucho en este sentido a partir de la senda que abrieron los de Sony.
Después de tanto tiempo es algo que me sigue asombrando. Para el día a día trabajo siempre con AF-C (enfoque continuo) porque permite un foco muy preciso con ayuda de las Áreas de enfoque Ancho y Punto flexible expandido.
La primera la utilizo cuando quiero enfocar al ojo en un grupo o en una escena general. La segunda cuando quiero nitidez en un lugar preciso. Y jamás he vuelto a tener ninguna fotografía desenfocada.
El sistema de estabilización
Nunca creí que el sistema de estabilización fuera a marcar mi decisión a la hora de comprar una cámara. Yo estoy acostumbrado a viajar siempre con el trípode. Pero después de hacer fotografías a 1/15 con un 24-70 mm me di cuenta de las posibilidades que ofrecía.
Hasta entonces estaba acostumbrado a tener objetivos estabilizados. Pero al tener el sistema en el cuerpo cambia todo. Todavía sigo utilizando mis objetivos Canon con el adaptador Sigma MC-11. Y es un placer trabajar con el EF 24-70 f2,8 en situaciones de poca luz sin miedo a perder el disparo.
El visor electrónico
Otro de los aciertos de las cámaras sin espejo más modernas. Un buen visor electrónico no tiene nada que envidiar a los visores reflex. Para gente como yo, obsesionados con la información que ofrece el histograma, se ha vuelto imprescindible.
Es un XGA OLED (2.359.296 píxeles) con cobertura del 100% y un aumento 0,78x. La representación de los colores es perfecta y permite, gracias a la opción de Visualización en directo ver cómo queda la exposición.
En los visores réflex siempre verás la imagen con la máxima luminosidad del objetivo, pero con este modelo (y otros) puedes ver en directo cómo influye la compensación de exposición o el cambio de diafragma en la entrada de la luz.
Es verdad que estos visores nos alejan todavía más de la representación tridimensional de la realidad y que los colores dependen de cómo los configuremos, pero está claro que han sustituido a los visores ópticos.
La duración de la batería
El cambio de batería en este modelo me llevó a comprarla. De aguantar 300 disparos con la NP-FZ50 a permitir más de 800 disparos con la NP-FZ100, la misma duración que una réflex de gama media.
Si no eres de gatillo fácil puedes hacer un viaje de un fin de semana (y una boda) con una sola batería. El único problema que tiene es que las originales son excesivamente caras. Y las de marca blanca pueden dar algún que otro problema como un mensaje de error. Y todo por un pequeño chip que les falta y las delata.
Trabajo con dos baterías originales y tengo una tercera de emergencia que utilizo en los casos extremos. No he tenido nunca problemas con la Baxxtar Pro III, salvo el comentado. Pero recomiendo usar siempre baterías originales por su mayor duración y fiabilidad.
La calidad de imagen
Sony sacó una cámara que estaba por encima de las demás. Todas las marcas tradicionales tenían como meta alcanzar la calidad de los modelos que sacó esta marca en aquellos años: Sony A7R III, Sony A9...
El límite lo sigo teniendo impuesto a 3200 ISO, pero en situaciones comprometidas he llegado a los 12800 ISO. Es verdad que entonces he tenido que acudir irremediablemente a Capture One por lo bien que trabaja con los archivos ARW.
Todo lo que se puede hacer con estos archivos es impresionante, gracias a la información que dan los 14 bits. Si tenemos una fotografía subexpuesta podemos levantar las sombras sin miedo al ruido o a los artefactos extraños.
Y con los 24 MP que tiene, la calidad de imagen de las impresiones en papel ofrece todo el detalle que podemos necesitar, sobre todo cuando tenemos objetivos punteros. Es una de las cosas más evidentes. Si utilizas objetivos de baja calidad el resultado final baja muchos enteros. Es un equipo que exige una calidad muy alta en todos los accesorios.
Otro tema es el vídeo. Las capacidades de este modelo superan, por ahora, mis necesidades. He grabado obras de teatro y pequeñas entrevistas que he editado en DaVinci Resolve con unos resultados asombrosos. Mis clientes no tienen pantallas 4K, por lo que les sobra con un FullHD para poder compartirlo sin problemas y colgarlo en Youtube si es necesario.
Hay que reconocer que las posibilidades que permite en este campo son enormes. Pero también hay que darse cuenta de que no es la cámara que comprarán los profesionales para grabar vídeo, por lo que creo que no es necesario introducir más mejoras por este lado, salvo las que tengan los modelos que ya existen.
Los problemas de la Sony A7 III que espero que no se repitan en la Sony A7 IV
Ahora vienen los puntos negativos, desde una perspectiva personal. A lo mejor tú no has tenido los mismos problemas o sensaciones. Esto no quiere decir que alguno de los dos estemos equivocados, sino que tenemos experiencias distintas.
Hace mucho tiempo me dijeron que iba a echar de menos la fiabilidad. Y no lo entendí hasta que una vez la cámara no se encendió como debía. No fue nada grave, pero no me quedó más remedio que apagar y encender y quitar la batería para que todo fuera correcto.
Otras veces, muy pocas, se ha quedado paralizada, sin poder enfocar. Recuerdo una graduación en la que dejó de funcionar durante cinco minutos sin poder hacer nada. Tal vez fue por trabajar con objetivos Canon y el adaptador MC-11. No fue especialmente grave, pero tuve que repetir grupos de niños por si acaso.
Después de estas experiencias, entendí lo que me quería decir esa persona. Es verdad que no es un equipo profesional 100%, pero yo he trabajado sin problemas en la República del Chad, en medio del desierto durante varios días con sus noches y nunca he tenido problemas con mi vieja Canon EOS 300D.
Lo más seguro que estos fallos se deban a los objetivos que no son originales o que las tarjetas de memoria fallan... Pero no es fiable al 100% si no utilizas productos Sony. Lo podemos dejar al 90%, al menos según mi experiencia durante cuatro años. Por este motivo es fundamental ir siempre con un segundo cuerpo. O hacer una fuerte inversión en objetivos originales.
No es que sea algo malo, pero es importante saberlo para evitar sorpresas desagradables durante un trabajo. En cierta manera me recuerda a la filosofía Mac. Y no tiene nada que ver con un pc que te puedes construir tú mismo.
Los menús de Sony y la aventura
Creo que es el gran problema de Sony y que tiene difícil solución. Los menús son muy complejos. Soy un fotógrafo de la vieja escuela. Y muchas cosas que ofrece no las necesito a diario. Por eso me cuesta encontrar ciertas funciones si no las utilizo durante mucho tiempo.
La solución es sencilla. Solo hay que colocar en Mi Menú las opciones que más utilizo, pero siempre tengo que revisar el manual cuando pongo el flash encima de la cámara, por poner un ejemplo (casi siempre lo utilizo en remoto).
El hecho de tener tantas opciones para configurar los botones me hace perder un tiempo precioso en el tiempo previo que dedico a configurar y comprobar que todo funciona antes de ponerme a trabajar. Con una Canon, eso nunca lo he tenido que hacer.
Con el tiempo aprendes dónde está todo, por supuesto, pero cuando sales de la rutina, es muy complicado acordarse salvo que seas muy ordenado (no lo soy).
Sería ideal que la nueva Sony A7 IV tuviera la opción de trabajar de dos formas, una básica y otra más compleja. Siempre me dan la misma solución: configura tu menú favorito y listo. Pero seguro que saben las cosas que demandamos los fotógrafos y tienen esa lista de preferencias básicas preparada...
La ergonomía y la atracción del polvo
Seguro que esto es uno de los aspectos que cambian. Con la Sony A7 R IV se dieron cuenta de la necesidad de mejorar la empuñadura para sujetar mejor la cámara. Los botones de la A7 III están bien, pero nada que ver con el tacto y el tamaño que encontramos en los modelos más recientes.
Y llegamos al punto final de los problemas y que cada vez me resulta más preocupante: el polvo en el sensor. Haga lo que haga, siempre tengo polvo. Y cada vez más.
Mi rutina es siempre la misma. Solo cambio de objetivo en entornos lo más limpios posibles. La cámara siempre boca abajo y la perilla al lado para soplar en el momento del cambio... Cuando termino una sesión sentarme tranquilamente y limpiar de nuevo con la perilla.
Pues siempre tengo el sensor sucio. Y he podido probar muchas de las cámaras actuales, durante bastante tiempo y nunca se han manchado tanto como la Sony A7 III. Me gustaría (es bueno soñar) que el sistema de autolimpieza fuera tan bueno como el de Olympus. O que simplemente pusieran una cortinilla como hace Canon en su serie R.
Como conclusión
La Sony A7 III es una de las mejores cámaras del mercado, sin lugar a dudas. Y cada vez es más económica. Cuando salga la nueva A7 IV bajará más todavía y tendremos la posibilidad de tener un sensor de formato completo de la más alta calidad.
Seguro que la A7 IV nos traerá novedades que nos pondrá los dientes largos. Cuando salió la A7 III no tenía más competencia que la de su propia marca. Pero el panorama ha cambiado mucho. Ahora tenemos en el mercado modelos que la igualan o superan.
Canon ha tardado mucho en llegar pero su serie R es muy buena. Nikon ha hecho los deberes con la serie Z y sorprende incluso con sus modelos con sensores APS-C... Panasonic me impresiona cada vez más, pero es verdad que en el tema del enfoque se ha quedado muy atrás...
Ahora todas hacen lo que hizo Sony con la A7 III y llamó la atención de propios y extraños. Pero el mercado que contribuyó a cambiar ya no es el mismo. Esta nueva cámara deberá sorprender mucho (ya sea por tecnología o precio) para provocar las mismas reacciones.
Estaría bien que tuviera el mismo enfoque que la A9 II; que los menús fueran más parecidos a los de Canon (por claros y precisos) que a los de Olympus (interminables y complicados); que el cuerpo se pudiera sujetar con más seguridad y fuera totalmente estanco.
Ahora mismo solo hay una cámara que permita trabajar sin problemas con el obturador electrónico, la Sony A9 II. No creo que la futurible A7 IV tenga semejante opción. No podemos olvidar que es la gama media de Sony, pero por pedir que no quede.
Y puestos a soñar, que el precio fuera imbatible... No hace falta que el sensor tenga más millones de píxeles, ni que responda mejor a ISOS altos. De verdad. Es algo que jamás he echado en falta. Si cambian el procesador el resultado será espectacular con el mismo sensor.
Solo nos queda esperar y confirmar si realmente este será el año en el que tendremos entre las manos la nueva Sony A7 IV. Es una cámara que se está haciendo esperar y la marca sabe todo lo que se juega con ella. Los demás han movido ficha y han conseguido reducir la distancia... ¿Cómo piensas que será?