Tras casi un siglo dando servicio a los fotógrafos profesionales la compañía Bowens es otra de las víctimas que ha dejado la crisis que desde hace varios años arrastra el sector fotográfico. El cese de actividad de la marca, y de sus trabajadores, nos recuerda que nadie está a salvo de la quema, por muy grande que seas.
Que Bowens no pasaba por su mejor momento era algo muy evidente, pese a ser una marca muy valorada por muchos fotógrafos profesionales cada vez tenía menos presencia en sus estudios, donde, para taponar las herida y detener la sangría económica que la crisis ha provocado, muchos fotógrafos han optado por la utilización de marcas más económicas como Godox, Phottix o la todopoderosa y omnipresente Yongnuo.
Para diferenciarse de estos fotógrafos, los más pudientes, la clase alta de la fotografía, decidieron dar un salto cualitativo y marcan la diferencia con marcas caras, conocidas por todos que son sinónimo de que las cosas funcionan bien, por lo menos desde el punto de vista económico.
El aporte de Bowens a la fotografía
Como hemos dicho antes esta compañía no acaba de llegar, hace 70 años que fabricó las primeras bombillas de flash y en 1950 fabricó sus primeros sistemas de flash para estudio. Pero su historia por entonces ya tenía tres décadas de recorrido, en 1923 Bowens Camera Service Company ofrecía en Londres sus servicios de reparación de cámaras, su fama se extendió pronto por Europa, recibían pedidos de diferentes países y en 1963 se internacionalizó cambiando su nombre a Bowens International LTD.
Tras esta internacionalización la compañía se veía fuerte, su inversión en investigación y desarrollo le llevó a crear un flash que resolvía el problema de tamaño y gasto energético que hasta la fecha eran denominador común en los equipos de iluminación de los fotógrafos, así en 1963, inventa la primera unidad de flash de estudio, el Bowens Monolite 400, con su fuente de energía incorporada en ella, algo que se ha convertido ya en un estándar en la industria fotográfica.
Su investigación empezó a principios de la década de 1960, en 1966 Bowens hizo su primera aparición en Photokina, pero el Monolite 400 fue introducido en 1968 y este producto confirmó a Bowens como un líder mundial en diseño y fabricación de iluminación de estudio.
Este invento fue el punto de inflexión de la marca que abandonaría el negocio de reparaciones para centrarse en la producción de su nuevo producto. Desde entonces hasta ahora Quad, Prolite y Esprit y más recientemente Gemini y Travelpak y Creo han ayudado a mantener la posición de Bowens como un favorito entre los profesionales fotográficos.
La caída de Bowens
El verano pasado el fondo de inversión Aurelius compró Bowens y la quebrada tienda online "Calumet Photographic", aquella operación se hizo bastante en secreto, no trascendieron datos de compra ni planes de futuro.
"Bowens International Ltd., un fabricante inglés de unidades flash de estudio, interrumpirá sus operaciones." Así de concisa y desconcertante fue el comunicado que Calumet hizo en el portal Petapixel. Pronto las noticias fueron llegando y lo que en un primer momento parecía un rumor se ha confirmado tal y como indican en PDN. De momento Bowens no ha hecho público un comunicado oficial pero sospechamos que no tardará en hacerlo.
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