En estos tiempo en los que conseguir premios y/o becas fotográficas es casi una tarea más propia de ingeniería que de arte propiamente dicho, siempre ocurren o acontecen noticias que nos sumergen en una mezcla de perplejidad y sorpresa. En este caso positiva.
Y es que hoy se ha conocido como la fotógrafa iraní Newsha Tavakolian (fotografa que ha publicado en medios como Time, Newsweek, The New York Times, Der Spiegel o Le Monde), ha decidido devolver el premio Carmignac de este año valorado en 50.000 euros el cual le fue concedido por un trabajo terminado pero a falta de editar y maquetar para llevar a cabo un libro con él.
De la cantidad total, la fotógrafa había sido dotada de la mitad del mismo como adelanto por el trabajo ya acabado (a falta de lo ya explicado anteriormente). Pero a la hora de llegar al punto final, la artista se topó con la negativa a varias de las posturas, todas ellas expuestas de mano del propio banquero francés (Carmignac) a ser realizadas a pesar de que la comisión de la Fundación ya había evaluado todo el trabajo anteriormente.
Estos puntos se centraron en cambiar todas las imágenes, textos, e incluso esencia de una obra que se centraba en mostrar y explorar una generación quemada de iraníes, intentado actuar de espejo ante el mundo para enseñar las sutiles realidad de la vida de los treinteañeros en Irán.
Y es que al parecer todo esto no parecía ir mucho con la idea que quería tener el millonario francés sobre el premio impuesto en el que quiso tener el control absoluto. Por lo visto, quiso dar su versión propia de la vida en Irán, a pesar de que una artista, habitante del mismo, daba su visión artística a la par que propia de su país de origen.
La Fundación alegó a que la fotógrafa fue presionada por el gobierno de Irán para no aceptar el premio. Afirmación que ella niega con rotundidad y lo achaca a lo anteriormente explicado.
Newsha Tavakolian, realizó un comentario señalando, "No tenemos que aceptar cualquier cosa porque vengamos de países no occidentales, como Irán, América Latina u otros. Debemos creer en lo que hacemos".
Quizá un comentario que no tiene porqué ser incierto, pero también, y bajo mi punto de vista, un poco desafortunado. Momentos antes había mostrado su descontento en su Fan Page de Facebook diciendo a sus seguidores, "Renuncio al premio Carmignac de fotoperiodismo. Mi libertad artística y mi integridad no pueden ser compradas".
No hay duda que es una noticia muy sorprendente para los tiempos que corren dentro del mundo fotográfico. ¿Un ejemplo a seguir? ¿Un mal paso por parte de la fotógrafo?. Sin duda una gran muestra de sinceridad fotográfica (aunque nunca sepamos si su cuenta corriente se lo agradecerá).
Vía | EFE
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