'Muerte de un miliciano' es la fotografía de guerra más famosa de la historia. Y una de las que más dudas plantea día tras día. Realmente no se sabe quién la hizo, el negativo no se encuentra y durante mucho tiempo se ha dudado incluso dónde estaba hecha. En el pueblo cordobés de Espejo han inaugurado un monumento a la fotografía para tratar de disipar al menos la duda del lugar en el que se hizo.
La historia conocida es la siguiente. 'Muerte de un miliciano' es la imagen de un soldado republicano abatido, el instante mismo de la muerte, un soldado desconocido en una batalla en el cerro Muriano, muy cerca de la ciudad de Córdoba.
Robert Capa tuvo el don de hacer la foto en el momento justo en el que el pobre soldado recibía un disparo que acababa con su vida. Es un canto al fotoperiodismo, a la nueva forma de contar cosas gracias a una pequeña cámara de fotos de una marca que pasó también a la historia.
A partir de dicha imagen Robert Capa alcanzó la fama y se convirtió en uno de los ejes fundamentales del fotoperiodismo. Fue uno de los miembros fundadores de la agencia Magnum (nombre que puso él en homenaje a las grandes botellas de champán con las que le gustaba brindar)... El paso del tiempo ha ayudado a descubrir que la historia real no fue en absoluto así.
En estas líneas, con motivo de la inauguración del monumento a la fotografía en el pueblo cordobés de Espejo, vamos a conocer la historia real de la imagen bélica más famosa. No se hizo en el cerro Muriano, probablemente el soldado no esté muerto y lo más llamativo es que la hizo Robert Capa, pero no el que nosotros conocemos.
La verdadera ubicación de 'Muerte de un miliciano'
Esta imagen siempre ha resultado extraña. Se pueden contar con los dedos de una mano las fotografías que reflejan el horror de la muerte en una batalla. En aquella época todo era más complicado desde el punto de vista técnico. Y era todavía más difícil conseguir algo semejante.
El problema es que no está nada claro cómo se consiguió. La caída del soldado no es la de alguien que ha tropezado o acaba de recibir un disparo. Esa mano que asoma detrás del pantalón siempre ha despertado sospechas.
La composición es única. Limpia, sin ningún objeto que manche el objeto principal. Parece el fotograma de una película de Spielberg. Todo es perfecto. Quizás demasiado. ¿Y si la historia se hubiera contado de otra forma para disfrazarla?
Él habló en sus libros y en las entrevistas de su imagen más famosa. Sin embargo, todos los que tuvieron la suerte de conocerlo reconocen su tendencia a imaginar su vida, a exagerar ciertas cosas con el único fin de tener siempre algún motivo para celebrar algo. La historia real es muy distinta.
Según el historiador Fernando Penco Valenzuela, la fotografía se hizo en el pueblo de Espejo, desde el mismo lugar en el que se acaba de levantar el monumento. La investigación que llevó a cabo, junto con el fotógrafo Juan Obrero Larrea, le lleva a descubrir en mayo de 2009 el sitio exacto. Y publica un libro, hoy agotado, titulado 'La foto de Capa' (2011).
A raíz de este libro, muchos se empezaron a interesar por la historia real de esta mítica imagen. En 2020:
el Foro por la Memoria Histórica y Democrática de Espejo Comandante Pérez Salas, a través de la Diputación de Córdoba, encargaba al historiador una nueva investigación que revisase y pusiese al día las hipótesis más aceptadas hasta la fecha. Los resultados más relevantes del trabajo se centraron en dos aspectos de la foto: la localización definitiva tanto de ella como de su serie —unas 40 instantáneas según el I.C.P.— que finalmente fueron tomadas en la Haza del Reloj en su límite con el cerro del Alcaparral, cotas altamente estratégicas. Para la consecución de los trabajos los investigadores emplearon el sistema ETRS89 del visor de información geográfica de la REDIAM; el comparador de Mapas del Instituto Geográfico Nacional; el vuelo Army Map Service (B) 1956/1957 del PNOA y las Bases Cartográficas de Andalucía dwg 1/10000 y Raster 1/1000 (Edición 1998).
No se dejó nada al azar en la investigación. Y parece que desde la muerte del hermano de Robert, Cornell Capa (muy llamativo que se pusiera el apellido ficticio de su hermano), todo ha sido mucho más fácil para descubrir toda la verdad.
Los demás misterios de la mítica fotografía
¿Pero quién disparó? ¿El soldado fue alcanzado por una bala? Robert Capa no es una persona, es una marca. Es el nombre que ideó Gerda Taro, la pareja de Endre Ernö Friedman para intentar salir del anonimato, como podemos leer en el ensayo de Diana Sanchidrián, 'Gerda Taro, la compañera de Robert Capa. 70 años en el olvido'.
Era más fácil convencer a las grandes revistas con un nombre que recordara a un famoso director de cine de la época que dos perfectos desconocidos del viejo continente. Los dos eran fotógrafos y ella tenía claro que un hombre tendría más oportunidades en una sociedad tan machista.
Y un hecho significativo. Siempre se ha pensado que la instantánea se hizo con la Leica que llevaba él. Pero si nos fijamos en la reproducción que podemos ver en la revista LIFE del 12 de julio de 1937, el formato es mucho más cercano a la réflex Korelle de 6x6 que llevaba ella en aquel primer viaje a España.
Este dato nos lo recuerda Tino Soriano en su libro '¡Ayúdame a mirar!', junto con un dato muy significativo. Ella murió en el pueblo de Brunete (cercano a Madrid). Él se enteró al día siguiente y quedó destrozado. Cuando terminó la guerra publicó un libro para recordarla, más esta fotografía no aparecía:
¿Será esa la razón por la que el reportero húngaro no utilizó la imagen del miliciano abatido en el interior de “Death in the Making”, el libro que publicó sobre la guerra civil en España y que está dedicado a la que fue su novia?
Además, el mismo Tino Soriano nos ha pasado esta curiosa grabación en la que el propio Robert Capa no es sincero sobre la realización de la famosa imagen. Y deja una frase para la posteridad sobre ella:
La foto premiada nace en la imaginación de los editores y del público que la ve.
Tampoco se conoce la identidad del soldado. En el excelente documental 'La sombra del iceberg' (2008) dudan que el fallecido fuera el famoso Federico Borrell. En aquellos años se apostaba por la ubicación antigua, así que es difícil que ese hombre estuviera en dos puntos a la vez...
El soldado, hoy por hoy, es anónimo. Es verdad que se le ve en algunas de las 40 fotografías que se conservan de aquel día. Pero es quizás el misterio más grande de una fotografía que, a pesar de todo, se ha convertido por derecho propio en un símbolo contra la guerra.
Esta fotografía cambió el rumbo del fotoperiodismo, cimentó la fama de un hombre, condenó al olvido a una mujer, se convirtió en un símbolo. Y ahora, con el paso del tiempo, parece que estamos empezando a descubrir la verdadera historia.
Así que os recomiendo acercaros al monumento, del escultor José María Serrano Carriel, en el pueblo de Espejo (Córdoba) que acaban de inaugurar para aprender lo más importante, que las guerras no tienen sentido. Y que las fotografías, si son buenas, siempre tienen algo que decir.
Todas las fotografías del monumento son de María Ángeles Ventura Lucena Sancho (ATTUBI PHOTOMOMENTS)
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