Alfonso es uno de los grandes fotógrafos españoles de principios del siglo XX. Su trabajo tuvo gran repercusión en los primeros años del siglo XX. Pero la guerra civil le frenó en seco y no pudo volver a ejercer por culpa de la censura franquista hasta 1952. Hoy se le recuerda en una exposición con sus fotografías más famosas en La Fábrica, comisariada por Chema Conesa.
Alfonso es uno de los grandes nombres de la fotografía española. Debería ser conocido por todos los que amamos la fotografía. Hizo algunos de los retratos más potentes del siglo XX. Por su objetivo pasaron Machado, Valle Inclán y los más ilustres intelectuales y políticos de la época. Aprendió lo más importante de su maestro Manuel Compañy, dueño de uno de los numerosos estudios que rodeaban la popular Puerta del Sol de Madrid.
Fruto de las desventuras económicas de su padre se vio obligado desde muy pequeño, con apenas 11 años, a llevar dinero a casa y probó todo tipo de oficios en un Madrid que todavía no podía pensar que llegaría el desastre del 98. En 1895 entró a trabajar de aprendiz en el estudio de un fotógrafo llamado Amador y allí se desencadenó todo el potencial de nuestro Alfonso.
En apenas un año logró su primer gran éxito, que no fue otro que fotografiar el cuerpo incorrupto de San Isidro. Y ya en 1897, con solo 17 años. era considerado uno de los reporteros más respetados de la profesión... Su frescura, su forma de enfrentarse a cualquier situación y su enorme calidad técnica tuvieron mucho que ver. Todo fue viento en popa hasta la llegada de la Guerra Civil y la posterior victoria del ejército sublevado.
Tuvo que dejar su trabajo por algunas de las leyes de aquella época como 'Responsabilidades políticas' (1939) o 'Represión de la Masonería y el Comunismo' (1940). Pero la gota que colmó el vaso fue la 'Comisión Depuradora de Cultura y Enseñanza' que llevaba el poeta Pemán. Esta impidió trabajar a los fotógrafos salvo que fueran fieles a la dictadura.
Llama la atención, como podemos leer en el catálogo que publicó Publio López Mondéjar, un artículo que se publicó en 1942 en el periódico 'El alcázar' en el que un anónimo escribía, refiriéndose a nuestro fotógrafo:
Que ese fotógrafo ostente al público su nombre, el anuncio de sus estudios, en una calle céntrica, nos irrita un poco los nervios. Que trabaje, pero en silencio, sin ruido, porque no se puede provocar a los que tenemos memoria.
La pequeña retrospectiva en La Fábrica
En la sala de exposiciones de La Fábrica, cerca del paseo del Prado, podemos disfrutar desde hoy hasta febrero de 2020 de una selección de 23 de las mejores fotografías de Alfonso.
Un fotógrafo que debemos reivindicar por su trabajo impresionante en el mundo del fotoperiodismo y el retrato. Fue capaz de codearse con lo más granado de la sociedad, acercarse a la realidad del pueblo y viajar allí donde estuviera la noticia.
Ver esta exposición supone conocer la historia de España en unos años convulsos que desembocaron en una de las grandes tragedias de nuestro tiempo, una guerra entre hermanos arrastrados por las ideas políticas.
Observar sus fotografías es una forma de conocer nuestro pasado, a nuestros políticos y sobre todo a nuestros artistas como el pintor Sorolla, el poeta Machado en un café, Ramón y Cajal dando clase, Ramón María del Valle Inclán paseando por Madrid (que inspiró una de las esculturas que pueblan Madrid)...
Así que ya sabéis, si hace frío por la ciudad y encontráis la sala en la calle Alameda 9, estaría muy bien bajar las escaleras a la sala y encontrarse cara a cara con uno de los mejores fotógrafos que en España han sido.
- 'Realidad cotidiana en el siglo XX'
- La Fábrica
- Calle Alameda 9
- Hasta febrero de 2020
- Entrada gratuita
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