Esta semana ha venido Graciela Iturbide a Alcobendas, un municipio de la Comunidad de Madrid, para recibir el V Premio Internacional de Fotografía. Se la conoce como la señora, la doña de la fotografía mexicana. Y es una de las mejores fotógrafas que podemos disfrutar.
Nació en Ciudad de México en 1942 con sueños de ser escritora. Pero su familia le cortó las alas. Al final se fue de casa y terminó en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México para convertirse en directora de cine. Pero el destino quiso que se cruzase con el gran Manuel Álvarez Bravo a finales de 1969.
Gracias a él nació Graciela Iturbide fotógrafa. Y tenemos la oportunidad de tener la plateada santidad de la fotografía mexicana: Álvarez Bravo, Iturbide y el gran, desconocido fuera de las fronteras, Nacho López. A nivel internacional puede que la más reconocida sea ella.
El Premio Internacional de Fotografía de Alcobendas
Es un premio de carácter bienal. Nació con la idea de situar a la ciudad de Alcobendas en el mapa fotográfico. Además de su excelente colección y de la famosa escuela PIC.A, este premio permite que su nombre recorra todo el mundo. Y los premiados son excelentes ejemplos de la buena fotografía: Pierre Gonnord (2015), Philip-Lorca diCorcia (2103), Cristina García Rodero (2011) y Alex Webb (2009). Y todos están representados en la Colección de Fotografía Alcobendas:
Con un conjunto de más de 825 imágenes y casi 170 fotógrafos, la Colección de Alcobendas se muestra en itinerancia continua por las salas más prestigiosas nacionales e internacionales, con el anhelo de enriquecer, sensibilizar y ofrecer una referencia visual de la historia y la evolución de la fotografía española contemporánea.
El premio está dotado con 10000€. Este año el jurado ha estado presidido por Juan Manuel Castro Prieto, Pablo Juliá, Laura Revuelta, Marga Sánchez, José María Díaz Maroto, Belén Poole y el alcalde de Alcobendas, Ignacio Gar´cia de Vinuesa.
El trabajo de Graciela Iturbide
Ella se desligó pronto (profesionalmente) de Álvarez Bravo. Quería ser ella, sin la huella del maestro demasiado profunda. Todos sus viajes le han marcado profundamente. Es una fotógrafa que no busca la grandiosidad sino que quiere a la gente. Es un matiz muy importante para lograr grandes fotografías.
En todos sus viajes aprovecha para conocer a la gente, para acercarse a ellas, como una más. Y ante todo su sello es la complicada simplicidad en el buen sentido de la palabra: la composición, el blanco y negro y la mirada limpia. Y dedicarle tiempo, mucho tiempo a las cosas.
Su primer viaje fue la documentación de los nómadas seris en el desierto de Sonora gracias al Instituto Nacional Indigenista. Uno de sus trabajos más importantes, de donde salió una de sus imágenes icónicas vino más tarde, en 1979, cuando tuvo la oportunidad de fotografiar durante diez años a la cultura zapoteca en Oaxaca. También podemos recordar su reportaje en el baño de Frida Khalo, en la casa azul...
Es autora de fotografías que hacen soñar a los estudiantes y levantan la nostalgia a los mexicanos que las recuerdan. Imágenes, que podemos ver en la exposición como 'Mujer ángel', 'Jano', 'Novia Muerte' o 'Nuestra Señora de las iguanas'. 'El señor de los pájaros'...
Es una maestra en todo. Nos hubiera encantado hablar con ella, mirar a sus ojos y comprobar que en su trabajo no hay nada de mágico, sino la pura realidad que escribió García Márquez. Pero nunca le digan eso.
La exposición con motivo del premio y dentro de PhotoEspaña 2018, se puede ver hasta el 25 de agosto en el Centro de Arte Alcobendas en la calle Mariano Sebastián Izuel 9 de Alcobendas, Madrid. Seguro que si no la conoceis, nunca olvidareis sus trabajos. Y que los que tenemos la suerte de haber visto ya sus fotos, no nos quedará más remedio que pedir en el bulevar de los sueños rotos un tequila mientras canta una diosa de poncho rojo.
En Xataka Foto| Analizamos la fotografía contemporánea que nos llega desde México a través de la XVII Bienal de Fotografía