Google Glass: ¿plantea vacíos legales?

Google Glass: ¿plantea vacíos legales?
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Google Glass es el gadget más esperado de los últimos años. Y mientras nos maravillamos con sus especificaciones técnicas, parece que el verdadero epicentro del debate se focaliza en las cuestiones legales que plantea. Una tecnología totalmente nueva, que según algunos expertos podría obligarnos a replantear nuestro marco legal.

Capaces de captar imágenes y video en cualquier momento, subir información a internet, y con una autonomía a prueba de bombas, es posible que lleguen a darle algún que otro dolor de cabeza a nuestros legisladores. Por ejemplo: la comodidad de llevar siempre una cámara encima irá dando paso a una paulatina pérdida de la privacidad. Los más agoreros hablan ya del nacimiento del Gran Hermano, al estilo de la conocida novela 1984 de George Orwell.

Pero el agravante en esta versión algo pesimista sería que ese "ojo que todo lo ve" sería portado por cada uno de nosotros. Al menos, no todos ven el panorama tan negro. Otros más optimistas afirman que no es muy diferente a un smartphone, aunque eso sí, permite captar imágenes de una forma muy disimulada, y eso generará algunos conflictos. Pero formarán parte del período de adaptación a esta nueva tecnología.

En EEUU ya hay quien se adelanta a los problemas de forma más o menos oportunista, y echando más leña al fuego del debate. Recientemente el propietario de un bar de Seattle decidió dar la nota en todos los medios prohibiendo el uso de estas gafas en su local.

Claro que, noticias como esta no hacen más que alimentar la paranoia social. Pero junto a esta negatividad también existe un debate muy vivo que nos puede ayudar a adelantarnos a lo que venga. Según se acerca la fecha de su lanzamiento van surgiendo nuevas preguntas sin respuesta. Por ejemplo: ¿habrá que cambiar las leyes de tráfico para que su uso no provoque accidentes? ¿Está preparada la LOPD española para regular su uso? ¿será posible regular la publicidad a través de ellas y en base a los datos que recogen de nosotros?

Como toda nueva tecnología, estas gafas pueden generar cierto miedo o rechazo inicial e un gran sector de la población, debidos sobre todo a la escasez de información (sólo unos pocos privilegiados han podido probarlas, y ello a cambio de 1.500 euros). Probablemente habrá un período de adaptación, y si las gafas resultan útiles, podrían acabar formando parte inseparable de nuestras vidas como en su momento ocurrió con los teléfonos móviles. Cada vez menos gente tiene dudas de que esto será así, para bien o para mal.

En cualquier caso, reconozco que de momento soy incapaz de responder estas preguntas, y ahora estoy en un mar de dudas mucho más mundanas respecto a este futuro producto de consumo. Por ejemplo: si los smartphones nos han conseguido saturar de contenidos de poca calidad y de paso dejar tocado al ya de por sí convaleciente mercado de la fotografía, ¿estas gafas terminarán de rematarlo?

Foto de portada | M.A. Cabrera Luengo

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