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El recuerdo en la fotografía de las fiestas navideñas

El recuerdo en la fotografía de las fiestas navideñas
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Ya están aquí, ya llegan las fiestas. Qué jolgorio, qué ilusión... a lo mejor hasta nos llegan los regalos por parte de quien sea. Pero sobre todo, y ya que somos fotógrafos, puede que tengamos la tentación de fotografiar las reuniones familiares. Así que vamos a ver las ventajas de la fotografía en navidad.

Ya hablamos el año pasado de la fotografía durante las fiestas navideñas. Ya utilizamos el tono sarcástico para hablar de las reuniones familiares por excelencia, una tradición en la que cada vez en más familias importa menos la religión y más la suerte de poder estar juntos. Los 4 consejos que dimos los seguimos manteniendo, por supuesto:

  1. Evita usar el flash directo.
  2. No perviertas todavía más el imaginario del fotógrafo plasta.
  3. Jamás lleves tu cámara réflex.
  4. No olvidar que todo será un bello recuerdo.

Pero hoy me quiero centrar en el último punto. En estas fechas es el único momento en el que nos reunimos toda la familia. Puede que estés condenado a estar con la familia política (me han contado que hay buenas y todo) o que te encuentres con que algunas de las personas con las que contabas día a día ya no están, ya no les puedes abrazar en cualquier momento. A mi me falta gente. Y alguien muy cercano está a miles de kilómetros de distancia.

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En estas fechas no podré hacerles fotos. La ley de vida y las peripecias de cada uno lo impiden. Y eso es lo que más duele para un fotógrafo. Hasta que se inventó esta historia todos y cada uno de nuestros familiares se perdían en la memoria. Solo los más poderosos se podían permitir un retrato a mano que los recordara para la posteridad.

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El poder de la fotografía

La fotografía nos permite recordar a quien ya no está. En la época victoriana, cuando todavía no se había generalizado, eran frecuente los retratos de muertos como una forma de mantener la memoria. Pero con el paso del tiempo la fotografía se convirtió en un acto social. La llegada del fotógrafo era uno de los momentos importantes de la vida de un pueblo.

Ahora todos hacemos fotos. Todos tenemos al menos un teléfono móvil a mano para sacarlo en el mejor momento posible. Es verdad que muchos no distinguen momentos y se convierten en unos auténticos pesados. O incluso existen aquellos que en las cenas navideñas solo son capaces de hacerse una y otra vez autofotos como si fueran auténticos ángeles incomprendidos.

Pero ahora no voy a hablar de estas cosas al margen de la fotografía. O quizás sí. Es el momento de reinvidicar, como hace Martin Parr, la fotografía de los turistas, la fotografía común. El disparo familiar que todos hacemos. Esas imágenes en principio insustanciales en las que aparentemente no pasa nada. Esas fotos de las cenas, antes de que unos se duerman y otros se les vaya las manos con el alcohol. Cuando todo son buenas caras...

Porque la fotografía solo la utilizamos, desde el punto de vista familiar, para recordar los buenos momentos. En realidad es como la memoria. Solo nos quedamos con lo bueno. Y os aseguro que cuando pase el tiempo lo único que nos permitirá recordar a las personas que ya no están serán esos disparos que en su momento nos parecieron vacíos.

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Y solo por este motivo, por esas fotos que miraremos con nostalgia cuando seamos mayores, merece la pena intentar que sean mejores. No sabéis cómo me arrepiento de no tener un buen retrato de mi abuela, por poner solo un ejemplo. Solo tenemos una enmarcada, precisamente en una fiesta de navidad, con su mantel blanco y rojo y la sonrisa en la cara.

Ella está sentada y el fotógrafo de pie. El fondo es confuso, tiene una sombra enorme por el flash frontal. Pero está feliz. Es un recuerdo perfecto. Y eso es lo que importa. Así que durante estas fiestas no se te olvide poner tu mejor cara cuando hagan las primeras fotos.

Asegúrate que al menos en una sales bien. Luego ya podrás criticar y hablar de los pesados de la fotografía. O mejor aún... organiza un pequeño estudio en casa, sin muchos artilugios y luego regala esas imágenes en la siguiente reunión familiar, salvo que sea un entierro. Ya verás cómo esas fotos estarán siempre en la familia... Felices fiestas.

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