Estamos repitiendo que se acabó el reinado de las cámaras réflex, que las sin espejo, y que (parece que) definitivamente han dado el “sorpaso”... Y, sin embargo, varios de los últimos lanzamientos de las marcas en estos últimos tiempos (Canon EOS 90D, Nikon D780, Canon EOS 1D X Mark III, Nikon D6…) son precisamente de modelos de este tipo… Pero ¿merece la pena comprarse una DSLR ahora que esta tecnología parece estar cayendo en horas bajas?
Eso es lo que se preguntan en este artículo de FStoppers donde aportan tres motivos principales para afirmar que sí, que aún merece la pena comprarse una DSLR. De hecho, para el autor este “probablemente sea el mejor momento para comprar una réflex digital”.
Se trata de tres argumentos que merece la pena valorar, y que queríamos compartir con vosotros, aunque por supuesto nosotros vamos a aportar muestra propia opinión, además de un último argumento de nuestra cosecha. De cualquier modo, vamos a verlos uno por uno:
Las réflex están en lo más alto
Las cámaras DSLR llevan mucho tiempo en el mercado lo que les ha permitido desarrollarse y madurar más que de sobra. Los modelos antes citados son buenos ejemplos de cámaras que muestran esa madurez, que responden muy bien a una larga evolución que las ha llevado a perfeccionarse y ofrecer todo lo que el usuario puede necesitar.
Es decir, son cámaras muy pensadas, que han sustituido modelos anteriores mejorando los problemas que aquellos tenían y, por tanto, ofrecen lo mejor de su tecnología. Por tanto, tienen una gran ventaja sobre las cámaras sin espejo que aún están en plena evolución.
Lo cierto es que tienen razón, pero personalmente no creo que si salieran nuevos modelos de réflex fueran a ser peores que las últimas, ni tampoco que éstas sean tan perfectas. Desde hace tiempo las DSLR vienen incorporando tecnologías “propias” de las CSC, pero hay cosas (como el estabilizador integrado en el cuerpo) que aún no se han generalizado, con lo que siempre se puede mejorar.
Sus precios son más bajos
Es evidente que su tecnología ya tiene una importante historia detrás y eso permite que los precios de las réflex sean más económicos que los de las sin espejo, cámaras con las que sus fabricantes aún tienen que amortizar la inversión realizada para su desarrollo.
Por tanto, ofrecen características avanzadas a un precio mucho más ajustado; de manera que si queremos tener características como, por ejemplo, enfoque automático de seguimiento, podremos lograrlo con una inversión mucho menor. Por eso, el autor llega a decir que “a corto plazo, invertir en una DSLR es más rentable”.
Esto también se extiende a los objetivos, donde el enorme catálogo disponible para los modelos réflex (especialmente en las monturas Canon EF y Nikon F), tanto nuevos como usados, hace que sea mucho más fácil y asequible hacerse con un buen equipo óptico. Además, según cuentan, los objetivos para DSLR siempre podrán seguir usándose en una sin espejo gracias a los adaptadores.
Con esto también podemos estar de acuerdo, aunque a nivel inversión es más difícil justificarlo. Es decir, sí claramente necesitamos una cámara con ciertas características está claro que nos va a costar menos si es una réflex, pero teniendo en cuenta que es un tipo de cámara (en teoría) llamada a desaparecer ¿no es una mala inversión comprarse una y tener que guardarla en un cajón en el futuro?
Sencillamente, se sienten bien
El tercer punto al que aluden es algo más subjetivo; sólo hay que ver el título que, francamente, no sabíamos bien cómo traducir. En él aluden a las sensaciones que produce hacer fotos con una cámara de mayor tamaño, entre otras cosas por una ergonomía que suele ser mucho mejor.
También hablan de cómo, a pesar de los avances en los obturadores y visores electrónicos, fotografiar a través de un espejo y un visor óptico sigue marcando la diferencia: “Los visores ópticos muestran el mundo tal como es, no como lo interpreta el sensor. La sensación de un espejo y una cortina de obturador trabajando al unísono es algo que una cámara sin espejo no puede duplicar”.
Esto es evidente, pero también lo es que lo notamos más quienes aprendimos con una cámara de este tipo, y que quien comience ahora no tendría porqué verlo así. En cuanto a la ergonomía, es cierto que un mayor cuerpo ayuda, pero creo que se trata más bien de una serie de ventajas asociadas a los cuerpos pro, sean réflex o sin espejo, que a otra cosa.
Son una buena forma de aprender
Esta cuarta razón es, como ya hemos adelantado, de cosecha propia. Hablamos del supuesto de alguien que quiere empezar en fotografía y aprender de forma adecuada, y por ello quiera comprarse su primera “cámara seria”. ¿Sería bueno recomendarle una réflex en los tiempos que corren? Desde mi punto de vista sí que lo sería.
Aunque lo del visor es cierto que tiene algo de magia, para mí lo más importante es otra cosa. Siempre he defendido que para aprender es crucial tener un cuerpo de cámara que incluya varias ruedas de control para manejar fácilmente velocidad de obturación y diafragma, sin duda las bases de la fotografía con las que todo aprendiz debe lidiar y sobre lo que debería asentarse todo lo demás.
Desgraciadamente ese tipo de controles no suelen ofrecerse en los modelos de iniciación (por aquello de las políticas de marca), que son los que más se venden normalmente. Por eso, hoy por hoy, conseguir un cuerpo que ofrezca eso es bastante más asequible en una cámara réflex que en una sin espejo.
Sí, puede que a largo-medio plazo no sea la mejor inversión, y que en el momento que la persona quiera dar el salto tal vez tenga que guardar el equipo en un cajón y cambiar totalmente de sistema, pero ahora mismo me parece lo más adecuado.
En cualquier caso, me interesa mucho conocer vuestra opinión, ¿pensáis que una réflex digital sigue siendo una compra interesante en 2020? ¿Os parece una mala inversión? ¿Compraríais, o vas a comprar, una?
Foto de portada | Gregory Hayes
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