La situación que os voy a plantear es un poco kafkiana, casi digna del cine surrealista del gran Buñuel. Imaginad que un buen día salís a pasear con vuestra cámara dispuestos a volver a casa con la tarjeta de memoria llena de instantes cuando una voz, que llega desde un lugar indeterminado, te anuncia que quedas detenido porque tu fotografía carece de estética.
Esto, que bien podría ocupar las portadas de los diarios locales el día de los inocentes, por absurdo que parezca, ha sucedido recientemente en los Estados Unidos, el que por alguna razón que hoy no alcanzo a comprender llaman país de las oportunidades y la libertad.
Los responsables de semejante tropelía fueron los agentes californianos de Long Beach, o más concretamente uno de ellos, el agente Khan, quien se encontró con un fotógrafo y habitual colaborador de uno de los diarios locales, tomando fotografías en una refinería.
Desconozco qué tipo de análisis visual de la escena realizó el agente antes de proceder a la detención en base al caduco y peliculero discurso de la seguridad nacional. ¿El encuadre no era el apropiado? ¿La luz incidía con un ángulo tal que provocaba sombras muy duras? ¿Los tonos no presentaban un contraste elegante y equilibrado?
Dejando las bromas de lado, éste es un tema preocupante porque no es el primer atentado contra la libertad, en este caso, del fotógrafo. Me da igual si turista, artista, reportero profesional o lo que quiera que sea. No se qué hay detrás de esta corriente empeñada en criminalizar una afición tan sana como la fotografía.
No es la excusa de la seguridad nacional, es mentira. Ningún delincuente es tan soberanamente estúpido como para exponerse públicamente ante su próximo objetivo cuando podría hacerlo tranquilamente desde un vehículo, un edificio cercano o tumbado en el sofá de casa usando Google Maps (o cualquier otra herramienta parecida).
Mucho me temo que esto no es más que la punta del iceberg, un recorte de derechos que por ilegítimo se está introduciendo de soslayo, furtivamente. Porque, como digo, no es la primera vez y cada día va a más. Ya os hablamos aquí del movimiento británico I’m a photographer, not a terrorist, el cual nació para defenderse de estos mismos atropellos y es que, desgraciadamente, en Europa también pasa y como muestra, éste vídeo compartido por los compañeros de Microsiervos.
Vía | The Amateur Photographer
Foto | Carlos :), de nuestro grupo de Flickr
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