A veces la línea entre lo elegante y lo kitsch es demasiado delgada, y son en esos momentos donde destacan los diseñadores que realmente saben hacer su trabajo.
En fotografía podemos verlo en las ediciones limitadas que algunos fabricantes sacan periódicamente de sus cámaras, pequeños guiños a sus coleccionistas más fieles para que puedan añadir una nueva joya de la corona a su colección.
Hace ya varios años os hablamos de algunas de las ediciones más relevantes que podéis encontrar, y posteriormente hemos tratado otras que van de lo más surrealistas, hasta lo más elitista, pasando por lo puramente práctico.
Todo esto viene a colación de algunas cámaras que Leica ha presentado estas semanas, y que a mi gusto dan buen ejemplo de cómo hacer las cosas: en cabecera tenéis por ejemplo una curiosa Leica M9-P plata con cuero rojo, y una D-Lux5 en edición Titanio, dos estilos que los alemanes han usado recurrentemente en su historia. De hecho, la D-Lux4 ya probó en su día este metal.
Siguiendo con este mismo fabricante, su buque insignia químico, la Leica M7 sigue apareciendo en las vitrinas: la anterior semana fue presentada una edición dedicada a los 100 años de la Revolución de Xinhai en un verde jade que quizá no sea muy apreciado en occidente, pero que seguro que el mercado chino sabrá valorar. Una vez más, tampoco es la primera vez que Leica rinde sus honores a la historia este país.
Ahora veamos a su compañera de foto, la edición de madera de la Sigma SD–1: tenemos otra cámara muy representativa (lo mejor de lo mejor en sensores Foveon), un material lujoso (madera exótica Amboina Burl), elaboración artesanal, una tirada de diez ejemplares, pero… ¿realmente la querrías en tu vitrina?
Con un precio de diez mil euros, desde luego es para pensárselo, y con la misma seguridad con la que puedo afirmar que la M7 verde de Leica se revalorizará con el tiempo, me atrevería a decir que esta Sigma no pasará mucho más allá de la curiosidad.
Sobre gustos no hay nada escrito, y seguro que alguno añadiréis en los comentarios vuestro aprecio por esta Sigma “orgánica”, pero desde mi humilde posición me atreveré a darles un consejo: quizá sería mejor centrarse en conseguir una cámara superventas con su magnífico sensor, y dejar las ediciones especiales para cuando alguna Sigma consiga la posición en las listas que se merece.
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