Gonzalo Azumendi ha sido un descubrimiento personal. Conocía sus fotografías pero no sabía quién estaba detrás. Ahora ya lo pongo rostro y muchos hemos encontrado a un fotógrafo que nos gustaría conocer ya no solo por su excelente trabajo, sino por la alegría de vivir que transmite. 'Detrás del instante' nos cuenta la vida y obra de un fotógrafo único.
Gonzalo Azumendi es un fotógrafo de viajes incansable. Solo hace falta ver su nueva página web o escuchar en el documental toda la historia de la famosa fotografía del helicóptero en la isla del corazón en la gran barrera de coral de Australia. Pocas veces se ha visto a alguien tan vital y positivo con una cámara detrás. Y después de todos los capítulos que hemos visto parecía difícil encontrarlo.
En 'Detrás del instante', que podemos ver en la página de RTVE asistimos, con la boca abierta, cómo se consiguió esa fotografía y todo lo que ha hecho a lo largo de su vida este fotógrafo de Getxo, del País Vasco.
Acompañado por su cámara ha viajado por todo el mundo. Y es consciente de que su trabajo puede que no hay cambiado el mundo pero seguro que ha abierto las ganas de viajar a mucha gente. Y esto también es importante.
Mi cámara siempre ha sido mi pasaporte para descubrir el mundo. En realidad, es mi modo de comunicarme con el mundo, mi modo de relacionarme
Gonzalo Azumendi y la alegría de vivir
Gonzalo Azumendi es una persona que desprende muy buenas vibraciones. Todo el mundo quiere conocer al torbellino que describe perfectamente Ricky Dávila. Y después de leer los mensajes en las redes sociales y sobre todo después de ver el documental con una de mis hijas, puedo confirmarlo.
Era un niño hiperactivo al que no le gustaba el fútbol. La salida que tuvo fue el montañismo, lo que le llevó directamente a la fotografía. Cuando estás en las cumbres no te puedes resistir a sacar la cámara para recordar siempre esas vistas. Y al final la fotografía se convirtió en su profesión.
Así que cuando terminó su carrera de Psicología empezó a fotografiar los eventos culturales de su ciudad. Y consiguió un sueño para un fotógrafo que empieza. Que un artista de la talla de Silvio Rodríguez te llame para darte las gracias por tu trabajo y que te pida utilizar una de tus fotografías para ser portada de uno de sus discos: 'Causas y azares'.
Poco a poco fue consiguiendo más trabajos, más relevantes. Y gracias a su afición a la montaña (benditas aficiones que te abren puertas) empezó a especializarse en fotografía de deportes de aventuras. Las revistas le pedían cada vez más reportajes y consiguió materializar otro sueño.
Para un fotógrafo de viajes es maravilloso trabajar para la Unesco. Y durante muchos años publicó en la revista que mostraba los lugares más bonitos de la tierra. Una de las cosas que destacan de Azumendi es las ganas continuas de aprender y mejorar cada disparo.
Empiezo a disparar no pensando, no intelectualmente, sino como debo disparar que es pura intuición. Disparas como el pistolero en el oeste, disparas como el Vietcong en cuanto oyes el ruido,antes de que te disparen a ti, no puedes perder la foto, entonces eres rápido...
Estamos ante un fotógrafo humanista, que es capaz de adaptarse incluso a un pandemia. Y que ante todo es capaz de reírse de si mismo para sacar lo mejor de cada uno de nosotros. No dejéis de ver cómo consiguió la fotografía de la isla del corazón después de recorrer mil kilómetros o el vídeo en el que sube y baja, sube y baja, sube y baja, siempre riendo, las escaleras de 'Rocky'...