Donna Ferrato es una fotógrafa estadounidense con una extensa carrera por medios como New York Times o Time y con premios tan importantes como el Eugene Smith. Actualmente coordina los talleres The Erotic Workshops, unos retiros para fotógrafos en los que trabajan alrededor del erotismo y sus diferentes manifestaciones. Hablamos con ella días antes de que dé comienzo un nuevo taller que se desarrollará en Berlín.
No es casualidad que seas la coordinadora de los talleres de The Erotic Eyes Worksop. El tema central de tu carrera como fotógrafa es la sexualidad, desarrollando gran cantidad de trabajos con este tema como eje central tal y como podemos ver en tu página web. Dices que todo empezó tras el fracaso de tu matrimonio.
¿Podrías explicarme como fue el proceso en el que el sexo y todas sus resonancias sociales comenzaron a formar parte de tu trabajo? ¿Cómo ha llegado a tener tanta importancia para tí?
Comenzó en el año 1977, en Paris. Yo era una joven divorciada, viajaba sola, dormía en los bancos de los parques para ahorrar dinero y pasaba hambre la mayor parte del tiempo. Lo único que llevaba conmigo era una Leica M4 colgada del cuello y el don de una imaginación insaciable. Cuando vi el romance que había entre los parisinos y su pan diario, sentí que tenía que fotografiar el frescor y el ardor de las baguettes sin envolver que llegaban hasta donde mis ojos eran capaces de ver.
Todo lo que mi ojo erótico podía ver eran personas yendo hacia la guerra o el amor con las cosas mundanas de la vida. La baguette se convirtió en mi musa.
Estos talleres se basan en la idea de crear un equipo de fotógrafos y modelos que trabajan juntos alrededor del concepto de erotismo. Se crea una familia inseparable durante una semana por lo que se puede considerar algo más que el clásico workshop, casi como una reflexión performativa alrededor del erotismo.
¿Cómo transcurre un día en el taller? ¿Cómo son las relaciones entre fotógrafos modelos y el lugar donde se trabaja? ¿Qué se invita a realizar y qué se prohíbe hacer?
No usamos modelos, conocemos personas. Nos buscamos entre nosotros y todo nace del encuentro. Lo erótico no tiene por qué ser sexual. Es una energía. El erotismo explora el deseo pero no necesariamente la satisfacción de éste. Queremos ir más allá de la superficie y más profundamente en el subconsciente. No se permite a los estudiantes tener sexo con las personas que conocemos. Todo el mundo es tratado con el máximo respeto.
Cuando realizamos el primer taller en Mallorca, la gente sentía curiosidad por nosotros. “¿Quiénes son estos fotográfos?” Tomeu Coll, profesor del taller, nació allí y ha fotografiado a la gente de Mallorca, sobre todo en su propio “Badlands”. Tomeu fotografía como Hunter S. Thompson escribe, con un ojo afilado y un amor por las mujeres y su isla. Fue quién nos dio el acceso a un mundo íntimo y prohibido dentro de su tierra natal.
El primer taller se desarrolló en Mallorca, dentro de poco será en Berlín y parece que finalizaréis en Tokio. ¿Qué importancia tiene desarrollar estos talleres en sociedades tan diferentes y cómo influyen al proceso creativo?
Aún estamos decidiendo el destino final para la trilogía de The Erotic Eye Workshop. Estamos estudiando los aspectos antropológicos y tratando de ser testigos de las diferencias culturales en la expresión del amor y el deseo.
No estás sola desarrollando estos talleres. Los fotógrafos Jane Evelyn Atwood y Tomeu Coll trabajan contigo, así que podríamos decir que sois un equipo. ¿Cómo es la experiencia de coordinar un workshop como equipo? ¿Qué te aportan estos fotógrafos?
The Erotic Eye Workshop ha estado en mi mente desde el año 2005 cuando empecé un nuevo taller sobre “fotografías con riesgo”. Estaba en Barcelona cuando conocí a Tomeu Coll, que era un estudiante del taller. En aquel entonces, el erotismo se veía como algo demasiado controvertido. La gente no quería apuntarse a algo así. Cuando intentaba anunciarlo en Facebook o en redes sociales, lo censuraban inmediatamente.
Cuando decidí darle de verdad un empujón fuerte, el primer lugar en el que quería hacerlo era en Mallorca, por su comunidad hedonista. Tomeu nació en Mallorca y desde el primer día quiso participar. Él ha sido extremadamente eficaz con la logística y la difusión del taller porque conocía a mucha gente y además, hace amigos rápido. También es profundamente consciente de la diferencia entre el erotismo y el sexo. Respeto a Tomeu porque nunca utilizaría su cámara para sacar provecho de una mujer o de un hombre.
Jane Evelyn Atwood es una campeona en el mundo de la fotografía. Es una humanista empedernida, pero también tiene un ojo clínico para los pequeños detalles. La quiero como a una hermana, una amiga, y como a una de las mejores fotógrafas que conozco. Confío en su compromiso con los temas que trata y, en especial, con las mujeres. Su libro “Too Much Time” es un intrépido análisis de muchas mujeres jóvenes que se han visto despojadas de sus vidas por defenderse a ellas mismas o a sus hijos.
En cada taller se une un nuevo profesor a Tomeu y a mí. En Mallorca invitamos a Karen Kuehn por sus retratos en el festival Burning Man. Es una fotógrafa especialista en retratos con un enfoque innovador con la iluminación. Fue paciente y generosa con todos los estudiantes, compartiendo sus historias y consejos de una forma única. Los estudiantes crecieron mucho bajo el ala de Karen. Ahora, en Berlín, creo que Jane va a poner en desafío las mentes, los corazones y los ojos de los estudiantes para captar exclusivamente lo real, nada artificial.
The Erotic Eyes Workshop no se llama The Sexual Eyes Workshop, hay una diferencia que tú y los participantes conocéis pero que a mí y seguramente a muchos lectores se nos escapa. ¿Nos la puedes explicar?
El “The Sex Eye” sería aburrido. Esto nos limitaría a explorar tan sólo el acto sexual, y reduciría nuestras fotografías a mera pornografía. Demasiada pornografía puede ser corrosiva para nuestra imaginación y puede dar una percepción poco profunda de la sexualidad. El erotismo reside en la mente y proviene de liberarse de las limitaciones sociales, abrazando lo que sentimos profundamente y que no podemos articular. No es sólo una descarga de adrenalina o una ola de placer físico.
En Mallorca nos dimos cuenta de que estábamos fotografiando las mentes de las personas y creo que eso es lo que dio la fuerza a las imágenes. Fue más el significado de lo que allí ocurría que el hecho en sí. Parecía física, pero se trataba de algo más psicológico y de confianza.
La sexualidad es el origen de nuestras vidas, y nos guste o no, una de las más poderosas emociones que experimentaremos a lo largo de nuestra existencia. ¿Por qué crees que en prácticamente todas las sociedades hay tabús y una legislación muy marcada alrededor del sexo, llegando a ser usado como un arma contra la mujer en algunos casos?
Muchas sociedades construyen tabúes como respuesta al miedo que sienten al inmenso poder que pueden ejercer las mujeres con su cuerpo y su sexualidad. Fuera de todo resentimiento, los hombres inventaron las religiones basadas en deidades masculinas, creando un sistema patriarcal para debilitar a las mujeres, enseñándoles a sentir vergüenza de su sexualidad.
En el taller abarcamos de una forma metafórica estos aspectos para cambiar estos sesgos sociales tan negativos. Conviviendo en una casa antigua y adoptando la visión y el ojo de fotógrafos ya fallecidos, como Gerda Taro o Phillip Jones Griffiths, buscamos conectar con aquellos rebeldes del pasado quiénes también buscaban cambiar las mentes cerradas o retrógradas de sus culturas con la fuerza de las imágenes.
¿Qué metas persigues alcanzar tras realizar estos workshops y publicar el libro que los resume? ¿Quieres abrir algún tipo de discusión en la sociedad sobre los temas que estás trabajando?
Mi objetivo es avanzar en una discusión más amplia sobre los derechos de la mujer, haciendo hincapié en las mujeres como seres totalmente realizadas y liberadas. Es importante que las mujeres sean capaces de poseer su sexualidad. La sexualidad es fluida y amorfa, y aporta un intenso color a todas las facetas de la vida.
La colección de The Erotic Eye puede convertirse en una ventana por la que las personas pueden compartir con valentía lo que encuentran excepcionalmente sensual, ampliando continuamente su comprensión de lo erótico, con los ojos bien abiertos, desconectados del subconsciente y viendo lo invisible.
Información sobre los talleres | The erotic workshop
Foto de portada | Stephen Pile
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