Los paraguas son cómodos, son versátiles, flexibles, portátiles pero tienen un problema. No son fáciles de controlar. Mejor dicho, no es fácil de controlar el flujo de luz que originan al disparar un flash u otra fuente de luz con ellos.
Un efecto muy habitual se ve, a veces el los fondos, donde la luz puede quedar bastante irregular. Imaginad un bombero apagando un fuego con una manguera. Pues es algo parecido. El foco principal de luz queda bien dirigido pero "salpica" un poco. Esa es la parte no controlada.
Vaya por delante, que esto no tiene porqué ser un problema para todo fotógrafo y que solamente es especialmente aplicable cuando tenemos un fondo cerca y no controlamos la luz que recibe.
Básicamente, el problema de los paraguas es que la luz queda muy repartida de forma irregular fuera del foco principal de caída de la luz; de tal manera, que uno de los errores que muchas veces se cometen es no cortar la luz o no dirigirla.
En el caso del vídeo, Joe McNally nos presenta un paraguas de dos usos, reflector y difusor. De tal forma, que cuando lo usamos como difusor, solamente quitamos parte de la funda exterior negra, y así podemos dirigir la luz de una manera más exacta.
Otra posibilidad, como decíamos, sería cortar la luz a ambos lados del paraguas con alguna superficie de color negro. Pero claro, ya no sería tan cómodo. La solución de este paraguas, de la marca Lastolite, es bastante curiosa y práctica. En realidad, estamos convirtiendo un paraguas , en una especie de softbox. Como veis al final, en iluminación fotográfica podemos llegar al mismo concepto de varias formas.
Vía | Joe McNally - Adorama