Se acerca el verano a Madrid y eso significa que PhotoEspaña está al caer. La primera exposición del festival de fotografía que ya cumple veinte años es 'Con los ojos abiertos. Cien años de fotografía Leica', una excelente oportunidad para conocer una marca con el poder de cambiar la historia.
Una gran parte de las fotografías históricas que recuerdas están hechas con una Leica. El salto del viandante que simboliza como nadie el instante decisivo de Cartier Bresson, la icónica mirada del Che Guevara de la mano y el ojo de Korda, la niña abrasada por el agente naranja en la guerra de Vietnam por Nick Ut, las minas de oro de Brasil como la entrada al infierno de Sebastiao Salgado... Todas ellas tienen en común estar hechas con esa pequeña cámara que un ingeniero ideó en 1914 y que se ha convertido en el paradigma de la fotografía periodística y de autor.
Hoy ha sido la rueda de prensa de una de las exposiciones estrella de la temporada madrileña por todo lo que supone. En la historia de la fotografía solo la fotografía digital ha supuesto una revolución tan grande como la aparición de una cámara que cambiaba la forma de disparar por completo. Ya no hacía falta cargar con pesados equipos, grandes trípodes y enormes placas. Gracias a esa Leica que se presentó en 1925 los fotógrafos pudieron empezar a fotografiar la vida de una forma única. Por primera vez no se veían posados sino momentos únicos detenidos en el tiempo.
La historia de Leica
Oskar Barnack pensó en una máquina que fuera pequeña y manejable, que permitiera hacer varias tomas de una vez, y que fuera rápida. Exactamente lo contrario a cómo eran las cámaras entonces con las que solía trabajar como aficionado. De aquel proyecto surgió toda la historia que conoceremos y disfrutaremos en la exposición.
Podremos ver desde una reconstrucción de la primera Leica que construyó Oskar Barnack como diversión. Y la evolución del proyecto hasta ese primer modelo que se comercializó en 1925 con dicho nombre (Leitz Camera). Y al lado de ellas todas esas cámaras de telémetro que nos ponen los dientes largos por lo que suponen, hasta llegar al último modelo digital que podemos encontrar en las tiendas hoy en día.
Pero aparte de estas máquinas que encantarán a los amantes de los aparatos mecánicos (y ayudarán a entender a los no iniciados cuál es el poder de la marca) lo realmente valioso son las fotografías que inundan la sala, divididas en periodos históricos, realizadas por algunos de los mejores fotógrafos que en el mundo han sido: Édouart Boubat, Werner Bischof, René Burri, Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Alberto Korda, Alberto García Alix, Leopoldo Pomés, Marc Riboud, George Rodger, Alexander Rodtschenko, Sebastião Salgado...
También es una exposición que repasa la historia, pues está dividida, como he señalado más arriba, en periodos fotográficos. De hecho parece que gracias a la marca la fotografía de calle, de moda, o de guerra no hubiera sido posible sin ella. Y quizás tengan razón, porque el concepto de trabajar con una película de 35 mm fue idea suya. Puede ser el único caso en el que una forma de fotografiar esté tan relacionado con una marca. Todo lo que salió después no es más que una copia, o si queréis, una inspiración.
¿Por qué triunfó Leica?
Por varios motivos: tamaño, rapidez, peso... ¿Pero que hizo que fuera más popular que las Rolleiflex por ejemplo? Son obras maestras de la ingeniería. Su visor telemétrico es una maravilla de la óptica que no se ha superado. Pero sobre todo es su tamaño. Cabe en un bolsillo, al menos en un bolsillo de los abrigos de antes.
Y apareció en una época convulsa como los años 20, donde los artistas querían encontrar una forma de comunicar el dinamismo de los nuevos tiempos. Y está cámara podía viajar, mostrar puntos de vista imposibles, picados impensables, y más disparos de los doce que podía hacer con una sola carga las Rolleiflex de entonces.
Pero sobre todo la clave de su éxito lo podemos leer en una de las cartelas que por su interés transcribo aquí:
La Leica no llamaba la atención y por ello el fotógrafo podía trabajar en la calle pasando totalmente inadvertido. gracias a su profundidad de campo y sus distancias focales cortas, era capaz de enfocar rápidamente. El área enfocada podía preseleccionarse para fotografiar rápidamente a la altura de la cadera. Al mirar por el visro, la cámara no ocultaba el rostro del fotógrafo en su totalidad, sino que a este siempre le quedaba un ojo libre para observar lo que ocurría al otro lado. El visor estaba retroiluminado y a diferencia de las cámaras réflex, mostraba también el área periférica de la imagen encuadrada. Solo así podían obtenerse encuadres exactos. No es casual que las fotografías hechas con Leica estén pensadas y compuestas desde el exterior del encuadre hacia el interior, y no al revés. Las fotografías Leica se toman al nivel de los ojos. diseñada para la distancia focal corta, la Leica siempre sitúa al fotógrafo en el centro de la acción.
La exposición
En la tercera planta de la Fundación Telefónica de la madrileña calle Fuencarral podemos ver desde el 11 de mayo hasta el 10 de septiembre de 2017 una exposición con 400 fotografías, documentos, entrevistas y objetos procedentes de colecciones particulares, museos y del Archivo Leica. Muchos de ellos se ven por primera vez en España.
Pero como suele pasar en las grandes exposiciones de la Fundación, habrá talleres, concursos, visitas guiadas, mesas redondas y conferencias que servirán para dar una idea global de lo que realmente ha significado una cámara tan pequeña.
En una exposición histórica, con algunas de las fotografías más importantes del periodismo internacional, por primera vez juntas en un mismo entorno. Y esto es algo que todos los que amamos la fotografía debemos aprovechar y disfrutar.
Y no podemos olvidar las actividades paralelas, como un nuevo concurso en Instagram; un coloquio con Alberto García Alix, Paolo Nozolino y Alejandro Castellote; talleres con Navia o Tino Soriano... En Madrid empieza el verano fotográfico y la Fundación Telefónica, dentro de PhotoEspaña, ha dado el pistoletazo de salida.
En Xataka Foto| La Leica más cara vale 1.320.000 €
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