Todos sabemos que no se debe meter nada metálico en un microondas, pero incluso aunque estuviéramos completamente seguros de que no tuviera ningún componente hecho de metal ¿a quién se le ocurriría meter su cámara en el microondas y ponerlo a funcionar? Pues a los chicos de Daytripper Photo se les ocurrió que era buena idea comprobar qué pasa al hacerlo y aquí tenéis el resultado (ojo, no apto para "fotógrafos con alma sensible").
Hace unos meses que os enseñamos lo que le pasa a una cámara si se intenta fotografiar un eclipse sin filtro solar, pero al fin y al cabo aquella locura tenía su base ya que es algo que puede suceder si el fotógrafo es novato y muy intrépido. Pero ¿meterla en el microondas? La pobre damnificada es una Nikon D60 (sin batería, por si las moscas) con un objetivo 18-135 mm y el resultado es el que habéis podido ver en el vídeo y estas fotos capturadas del mismo.
Para "lograr" esta barbaridad tuvieron que "calentar" la cámara en tres ocasiones. Primero unos cinco minutos tras los cuales la cosa parece que se quedó en poco más que humo y luego otros cinco tras los que vieron que el plástico empezaba a derretirse. Finalmente repitieron la operación con unos últimos cinco minutos que fueron definitivos para que la pobre cámara acaba completamente destrozada, una mezcla absolutamente espeluznante de plástico fundido y componentes achicharrados. Una auténtica locura.
En Xataka Foto | Esas "cosas raras" que sólo hacemos los fotógrafos...
Ver 2 comentarios