En 2018 una casa de Sant Cugat del Vallés estaba a punto de ser derribada. Así que sus dueños revisaron todo su interior. Encontraron en la casa del abuelo una caja roja llena de fotografías desconocidas de la Guerra Civil Española. Eran de Antoni Campañà, uno de los fotógrafos pictorialistas más importantes que trabajó durante la contienda y escondió todo el material en aquella caja. Ahora se exponen en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Todavía se encuentran tesoros, todavía hay esperanzas. En 2018 apareció una caja roja con centenares de imágenes inéditas que ahora se exponen en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Es el trabajo que realizó durante la Guerra Civil uno de los fotógrafos más importantes del pictorialismo español.
La Guerra Civil española fue un laboratorio de pruebas para muchas cosas. Durante los años que duró numerosos fotoperiodistas trabajaron en ambos bandos para contar lo que pasaba y experimentar con la fotografía. No podemos olvidar que acababan de aparecer las cámaras de 35 mm, las famosas Leica que permitían estar en el centro de la acción con un equipo discreto y rápido.
A todos nos suenan Robert Capa y Gerda Taro, Agustí Centelles y otros grandes de la foto española que poco a poco van llamando más la atención. Pero pocos hubiéramos relacionado a Antoni Campañà con este tipo de fotografía.
Pues bien, ahora el MNAC expone desde el 19 de marzo hasta el 18 de julio de 2021 el trabajo inédito de uno de los mejores fotógrafos artísticos de antes de la guerra: 'La guerra infinita. Antoni Campañà. Las tensiones de una mirada (1906-1989)'.
Los primeros años de Antoni Campañà
La fotografía corría por sus venas desde pequeño. Muy pronto entró en contacto con la Agrupación fotográfica de Cataluña. Y aprovechó el viaje de novios para asistir a un curso de Willy Zielke, lo que llevó a abrazar los principios estéticos de la Nueva objetividad y la Nueva visión.
Durante los años 30 crea un estilo propio en el que se mezclan los preceptos del pictorialismo con la estética novedosa de las vanguardias fotográficas. Esta unión hace que su trabajo sea ampliamente reconocido en los salones internacionales de fotografía de aquellos años.
Me considero obligado a producir fotografías con puntos de vista originales y creo un deber mostrar al mundo la naturaleza, bien resuelta por la mano divina.
Muchos conocíamos sus bromóleos pictorialistas de aquellos años. Un prodigio de técnica que anunciaba la fotografía digital. En una libreta hacía un boceto y luego creaba la imagen añadiendo elementos de distintos negativos hasta dar con lo que había imaginado en el papel. ¿Os suena de algo cambiar el cielo en una imagen? Él ya lo hacía en los años 30.
Pero llegó la vergüenza de la guerra civil. Él era un republicano, nacionalista y católico que buscó respuestas con la fotografía. En la época actual lo llamarían equidistante. No dudó en fotografiar desde la profanación de las iglesias hasta mujeres anarquistas que terminaron en convertirse en iconos de las revistas de aquellos años.
Esas fotografías que ahora conoceremos por la exposición las debió esconder personalmente para poder seguir trabajando. No podía consentir que le impidieran conseguir trabajo. O tal vez quería olvidar algo tan traumático.
La exposición que reconoce su trabajo
Durante mucho tiempo sus fotografías de la guerra fueron consideradas anónimas. Y algunas de ellas formaron parte del libro 'El alzamiento, la revolución y el terror en Barcelona' (1944). Pero fue entonces cuando decidió juntarlas todas y esconderlas en la caja roja que descubrió su nieto en 2018.
Abandonó el pictorialismo que tanta fama le había dado y apostó por la fotografía comercial y por algo tan rompedor en España como las fotografías postaleras. A él le debemos algunos de los anuncios de Seat (la relación con Ortiz Echagüe está llena de puntos de encuentro) y la imagen turística de España.
Fue considerado en su tiempo como el primer fotógrafo español y 25º del mundo en cantidad de premios recibidos en los salones de fotografía, era representante de Leica en España gracias a la tienda que tenía, su obra formó parte de la exposición 'Idas & Chaos: Trends in Spanish Photography 1920-1945', comisariada por Joan Fontcuberta en el International Center of Photography de Nueva York...
Pero será a partir de ahora cuando su nombre empezará a sonar de nuevo con fuerza dentro de las historias de la fotografía. Con la retrospectiva del Museu Nacional d’Art de Catalunya se recuperará la obra de uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX que hubiera llegado muy lejos si no hubiéramos caído en el error de una guerra.
‘La guerra infinita. Antoni Campañà. Las tensiones de una mirada (1906-1989)’
Del 19 de marzo al 18 de julio de 2021
Museu Nacional d’Art de Catalunya
Parc de Montjuïc
08038 – Barcelona – España
Precio de la entrada: 6 euros