Cuando nos hacemos con un equipo fotográfico nos puede saltar la duda de qué filtro comprar como accesorio para nuestros objetivos. Hay de muchos tipos y tantas posibilidades en marcas, modelos y precios que es fácil equivocarse o desistir en el intento de encontrar el más adecuado. En un próximo capítulo de nuestro curso trataremos con detalle este tema, pero vamos a plantear algunas cuestiones para ayudar a decidir si utilizar o no algún filtro que se acople a nuestras necesidades y cuál es el más adecuado.
En principio, hay que tener en cuenta que el uso los filtros se ha visto transformado debido a la llegada de la era digital, puesto que, ahora, con nuestro equipo informático y cualquier programa de procesado podemos lograr fácilmente resultados que antes costaban tiempo y paciencia en el laboratorio. Por ello, en la fotografía analógica los filtros resultaban muy interesantes y su utilidad estaba justificada para lograr efectos que de otra forma sería muy complicado o casi imposible. En cambio, ahora, con el software de edición fotográfica se ha logrado limitar la necesidad de tener muchos filtros para según qué tipo de fotografía.
El primer interrogante que nos surge es si son realmente necesarios. Y es que atendiendo a la mejora sustancial de lo programas de procesado y retoque resulta una buena opción desentenderse de los filtros. Prácticamente se pueden conseguir los mismos efectos, así que ¿para qué gastar dinero en caros filtros?
Aún así, y aunque poseamos gran destreza con el Photoshop o similar, no está demás conocer qué filtros existen por si queremos ahorrarnos algo de trabajo o queremos potenciar la creatividad desde la misma toma.
De la inmensa variedad existente, los filtros más utilizados (como bien señalan en Digital Shot) a día de hoy son básicamente tres.
Los filtros UV (ultravioleta) son los más comunes puesto que su principal función es la proteger la lente. Con un filtro enroscado en el objetivo logramos evitar golpes accidentales, así como lo resguardamos de salpicaduras y polvo que afecten directamente al cristal del objetivo. Es más fácil y menos arriesgado limpiar un filtro. Su utilización no debe afectar a la imagen que captemos, aunque los de menor calidad suelen restar algo de nitidez y luz, si bien es verdad que suele ser de forma casi o levemente imperceptible en la mayoría de las ocasiones.
Los filtros polarizadores sirven para evitar los reflejos desagradables, en el agua, cristales y produce colores muy reales y saturados, debido a que polarizan la luz que entra en la lente. Para fotografiar cielos también es muy útil. Existen dos tipos, los lineales y los circulares, que son los más adecuados para la fotografía digital y los objetivos con enfoque automático. Aunque su uso es muy específico y nos servirá para situaciones muy concretas (no las más frecuentes), además de que son más caros.
Por último los filtros de densidad neutra (ND) logran disminuir la luz que llega a través del objetivo al sensor de la cámara debido a su tonalidad grisácea. Según el grado de reducción de luz poseen unos valores. Unidos a una velocidad de obturación lenta y una apertura mayor se logra el efecto del agua en movimiento. Suelen reducir la profundidad de campo y su uso es aún más específico si cabe, aunque los resultados son sorprendentes.
Conociendo estas cuestiones, ahora queda en nuestra iniciativa lanzarnos a acumular filtros o bien prescindir de su uso. Aunque lo mejor, y más sensato es colocar un filtro UV a nuestros objetivos más preciados y valorar si necesitamos adquirir otros según el tipo de fotografía que hacemos y si nos gusta experimentar.
Más información (en inglés) | Photonotes.org Más información (en español) | Quesabesde Guía de filtros y precios | Camera Filters Foto | tico_bassie
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