La fotografía nocturna resulta, sin duda, fascinante, por cuanto supone un reto, a veces de resultado incierto e imprevisible, pero que nos exige un desafío estimulante para lograr espectaculares imágenes. Además, trabajar con escasas condiciones de luz en determinados escenarios nos proporciona multitud de posibilidades. Tan sólo tenemos que tener muy en cuenta algunas cuestiones para obtener sorprendentes fotografías.
Siempre son llamativas, tanto si son paisajes serenos a la luz de la luna, como si se trata de un paisaje urbano lleno de movimiento, pero todas requieren un mínimo de planificación. Además, ahora que se acercan unas fechas cruciales (solsticio de verano, lluvia de estrellas,...), la fotografía nocturna es un buen terreno donde experimentar. Al contrario de lo que pudiera parecer, los requisitos son bien pocos, ya que con las cámaras digitales este tipo de fotografía se ha potenciado enormemente debido a sus inmensas posibilidades.
Pasemos a repasar algunos consejos útiles:
Material: una réflex digital (las compactas también valen, si disponen de controles manuales), un trípode (el sistema de estabilización es insuficiente para exposiciones largas, así que mejor lo desactivamos) y como opción un cable disparador o un mando a distancia por infrarrojos, de precio irrisorio y de gran utilidad para este tipo de fotografía.
Al tratarse de velocidades de exposición lentas es conveniente comprobar si nuestra máquina tiene el modo B (Bulb), que nos permitirá tomar una fotografía durante el tiempo que queramos (aunque algunas lo tienen limitado).
Usaremos el modo Manual para controlar tanto la abertura de diafragma como la velocidad de obturación, ya que la fotometría de este tipo de escenas es muy conflictiva y nos obliga a introducir nosotros los valores adecuados.
El momento más adecuado en un paisaje nocturno es el inmediatamente posterior a la puesta de sol o el anterior a su salida (¿recordáis la hora azul?). Ya que en una noche cerrada no encontraremos suficientes detalles ligeramente iluminados que destacar. También es importante seleccionar muy bien el escenario adecuado según el momento.
Si fotografiamos motivos estáticos hay que buscar elementos más iluminados que contrasten con fondos oscuros o viceversa (siluetas sobre un cielo semiiluminado).
Si queremos captar motivos en movimiento, como, por ejemplo, un paisaje urbano con luces de los vehículos, hay que intentar que no haya luces directas muy potentes (farolas, focos,...), puesto que quedarán sobreexpuestas.
Es muy importante planificar bien la toma. Tomarse el tiempo necesario, hacer pruebas y asegurar bien el trípode para evitar sorpresas.
Es muy útil disparar varias tomas de prueba, tanto por encima como por debajo de lo que nos sugiere el fotómetro de la cámara. Para ello, sobreexponemos un par de puntos, y lo mismo para una toma subexpuesta. Con los resultados en pantalla tendremos una buena medida de por donde tenemos que movernos, teniendo en cuenta que este aspecto es el más crítico en este tipo de fotografías.
Como comprobaremos, si tenemos objetos muy luminosos y zonas muy oscuras la medición ponderada o matricial no será la más adecuada, mejor usar una medición puntual en una zona con un valor medio.
Si nuestra cámara tiene la opción de elevar el espejo previo al disparo pues lo usamos. Si no fuese así (algunas no lo permiten), tenemos la opción de disparar con algo más de tiempo. Aunque parezca paradójico, la ligera trepidación de la cámara al elevar el espejo se puede disimular si aumentamos la exposición. Así no perderemos nitidez.
También es útil usar la opción de ahorquillado, así nos aseguramos que estamos tomando la toma adecuada, ya que fiarse de lo que vemos en la pantalla LCD nos puede engañar.
Hay que evitar usar una velocidad ISO alta, mejor dejarlo en 100 ó 200, puesto que un valor más elevado nos puede producir excesivo ruido en las zonas más subexpuestas (todo depende el umbral de ruido hasta el que podemos llegar con cada cámara).
En cuanto al objetivo, mejor un angular o teleobjetivo corto, y usando una abertura media o mínima dependiendo de la situación, pero hay que recordar que hay que intentar lograr la máxima nitidez y una amplia profundidad de campo suele ser la mejor opción, además de que lograremos el efecto estrellado más pronunciado de los puntos luminosos.
Cuidado con el enfoque. No uséis el modo automático, con tan poca luz seguro no acertará. Mejor en manual.
Si queremos destacar un motivo en particular podemos usar el flash (programado), por ejemplo, para iluminar personas en movimiento. Otra opción es iluminar a intervalos con una linterna algún elemento, lograremos que aparezca ligeramente más iluminado.
Por último, recordar que se puede mejorar en el procesado posterior viendo la imagen en la pantalla de nuestro ordenador, especialmente, lo referente al enfoque.
Bueno, después de este atracón de consejos, espero que útiles, sólo queda experimentar. Suele ser complicado las primeras veces, pero a medida que se le coge el punto, los resultados nos animan bastante. Recordar que es importante planificar bien la toma (apuntar lo realizado puede ser muy útil para posteriores sesiones), cuanto más pensada y probada esté, seguro la fotografía que obtengamos será mucho mejor.
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