De entre los géneros fotográficos, la abstracción es uno de los menos frecuentes, quizás más practicado por artistas de la imagen y algunos pocos fotógrafos especializados. Pero, hoy día, gracias a las inmensas posibilidades de la fotografía digital y del posterior procesado en el ordenador, cultivar la fotografía abstracta es mucho más sencillo. Además, supone un enorme campo de experimentación, ideal para dar rienda suelta a la creatividad encorsetada que muchas veces no sabemos destapar.
En ocasiones, romper la reglas, probar nuevas composiciones, encuadres y velocidades de obturación, pueden conjugar resultados sorprendentes. Pero no basta con abandonarse al albedrío y esperar que el resultado, por fortuna, depare un resultado interesante. Hay que tener claro qué queremos transmitir, cualquier motivo vale, pero es importante que sea una forma de expresión, de comunicación con el espectador.
Podemos jugar con la luz, los colores, las formas, la composición, más aproximada a la realidad o más alejada, lo importante es que la imagen nos diga algo. La máquina suele ser importante, pero para transmitir un mensaje dentro de la abstracción no es necesario tener un completo equipo fotográfico. Desde la cámara de un teléfono móvil podemos lograrlo. Además, siempre tenemos la edición digital, para mejorar, potenciar efectos y lograr adecuarnos a nuestro objetivo.
Si nos convertimos en observadores pausados podemos encontrar a nuestro alrededor múltiples motivos que nos pueden ofrecer formas abstractas. No es necesario buscar en lugares indómitos o alejados, ni emplear horas en un procesado. La sencillez es siempre lo más efectivo. Por ello, mira a tu alrededor, observa detenidamente e intenta encontrar posibles imágenes abstractas en objetos reales y con formas conocidas.
Sin embargo lo abstracto a veces está en lo verídico. Un objeto común visto con otra perspectiva, iluminación o encuadre poco habitual puede darnos un resultado sorprendente y visualmente efectivo. Siguiendo ejemplos de grandes fotógrafos de la historia (Man Ray, Moholy-Nagy), podemos ver como daban total libertad a la subjetividad para transmitir un mensaje a través de una imagen, que no siempre tenía que ser un fiel reflejo de la realidad.
Observa, dispara, experimenta. Busca intencionalidad o no, pero intenta renunciar de la realidad cotidiana. Aléjate del objeto reconocible, de las perspectivas tradicionales, del detalle nítido o incluso de los colores fieles.
Como no estamos tratando de algo concreto o definible, sino más bien a un concepto no podemos establecer algunos consejos sencillos para lograrlo, se trata más bien de experimentar con una idea, dando igual el método y la forma de lograrlo.
Espero que esta divagación y aproximación a la abstracción sirva, al menos, para encontrar nuevas formas de trabajar con la fotografía digital, alejándonos de los convencionalismos. Un método útil para reflexionar sobre la imagen y poder encontrar un estilo propio. O no. Pero al menos jugar con nuestra cámara de formas distintas puede resultar extremadamente divertido.
Fotos | Mark Valentine y César Augusto
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