Solemos centrarnos mucho en la tecnología de las cámaras y también en la técnica. Son elementos fundamentales para todo fotógrafo, esenciales tanto conocer bien la máquina con la que fotografiamos, como adquirir experiencia y fortalecer nuestra técnica fotográfica. Pero el tercer pilar que necesitamos para progresar y para subir un escalón en cuanto calidad es lograr un estilo propio.
Es fácil definirlo y entenderlo, pero mucho más complejo alcanzarlo. Podemos tener ojo fotográfico, dominar la técnica y la tecnología pero aquello que se requiere para que una imagen sea identificable con nosotros, es disponer de un marcado estilo propio. Como se ha definido en alguna ocasión, el estilo fotográfico es la prolongación de nuestra personalidad, por ello todo fotógrafo anhela que sus capturas se diferencien y se identifiquen.
La dificultad estriba en cómo lograr plasmar nuestra personalidad en nuestras imágenes. Para ello, y sin querer adoctrinar, sino más bien aconsejar, os dejo algunos aspectos que podemos tener en cuenta si queremos desarrollar nuestro estilo o bien afianzarlo.
Primero tenemos que saber con qué tipo de fotografías nos sentimos más cómodos y potenciarlo. Para detectar tanto el género, como otras características nuestras que están implícitas pero que no detectamos fácilmente, se puede optar por escoger un motivo o sujeto y disparar muchas fotos de distintas formas, perspectivas y composiciones. Cuando las tengamos en la pantalla de nuestro ordenador podemos ir viendo cuáles son las que nos han resultado más satisfactorias, aunque no necesariamente tienen que ser las más correctas técnicamente. Es un buen punto de partida.
Es importante estudiar bien a fondo y analizar cada toma, para ir viendo la mejor forma de aportar nuestro personal punto de vista. Si tenemos claro el mensaje, será más fácil que el espectador lo comprenda y viendo nuestro trabajo nos identifique más claramente.
Aislar y organizar los elementos forman parte del proceso de composición y son esenciales a la hora de expresar nuestra visión.
Hay que intentar dejar atrás el escalón que supone el conocimiento técnico. Familiarizarse al máximo con la cámara para hacer fotos casi sin pensar en la cámara, tan sólo mirando debemos descubrir lo que queremos capturar. Por ello una buena opción puede ser utilizar una cámara sencilla, que nos nos reste atención a la hora de fotografiar.
Es importante ir expresándonos con fluidez, si un motivo o un género nos cuesta mucho tenemos que seguir experimentando o darle un giro a nuestra idea original.
Otros aspectos importantes que confieren nuestro estilo son desde el contraste y el color, al recorte o el mismo procesado. No nos olvidemos que desarrollar nuestro estilo nace en la selección del motivo y finaliza cuando logramos tener la imagen digital procesada según nuestro criterio particular.
Por supuesto, y aunque es obvio, hay que buscar siempre la originalidad. No es fácil, pero ver muchas imágenes nos puede ayudar a ello. Conocer lo que hacen otros es muy beneficioso.
Con la fotografía digital, lograr el estilo propio es más sencillo y rápido, además de más económico. Podemos disparar, experimentar con gran comodidad y comprobar los resultados al instante. Así que no tenemos excusa. Lleva la cámara siempre que puedas y a disparar. Eso sí, hay que ser paciente porque lograr ese estilo propio puede llevarnos mucho tiempo.
Bueno, por supuesto son simples retazos a modo de consejos, pero que teniéndolos en cuenta puede servirnos de utilidad para plantearnos dar un paso más allá. Al fin y al cabo, el estilo propio es lo que diferencia a un gran fotógrafo del resto.
Foto | Ellen von Unwerth Selección en Flickr | the brownhorse | nynewe | brett walker
Ver 6 comentarios