No controlar bien la luz en nuestras fotografías, puede tener efectos indeseados. Uno de ellos, es no saber evitar la luz parásita. En este artículo repasaremos en qué consiste y qué alternativas tenemos para evitarla.
Típicamente el exceso de luz parásita se manifiesta en forma de halos y flares, aunque también adopta otras formas. En todos los casos, su origen está en esa luz no controlada que entra en el objetivo pero que no forma parte del plano focal. Es especialmente peligrosa (para nuestra fotografía) cuando usamos grandes angulares o teleobjetivos. Su complejo diseño y sus numerosos componentes facilitan que la luz encuentre mucho sitio por todo el objetivo para desparramarse sin control
Hay que tener en cuenta que esta luz parásita aparece en casi todas las fotografías. Pero generalmente su intensidad es suficientemente baja como para no notarse en absoluto, y no representar ningún problema. Y precisamente nosotros tenemos que intentar que así sea siempre. Veamos como.
Cuando tomamos una foto, casi toda la luz llega al plano focal. Pero una pequeña parte de ella no; se refleja en la superficie de la lente. Y como hemos dicho antes, los angulares y los zooms pueden contener más de un cristal de modo que la luz puede ser reflejada y dispersada en el interior del objetivo y sin control.
Es entonces cuando esta luz parásita comienza a ser suficientemente intensa, y esa luz difusa comienza a notarse más. Entonces lo que vemos es una especie de niebla que reduce el contraste de la imagen, aumentando la intensidad de las bajas luces. Esto se traducirá en un histograma en el que “faltan valores” en la parte izquierda. Y los negros se muestran agrisados. Efectivamente, la luz parásita puede arruinar una foto.
Utilizar buenos objetivos
Gran parte de las reflexiones que tienen lugar en el interior del objetivo pueden ser previstas a través de recubrimientos especiales en las lentes, o bien utilizando cristales con diferentes índices de refracción. Por ejemplo, si se combina una lente Crown (índice de refracción entre 1,5 y 1,6) con una lente Flint (índice de refracción 1,75) de alta dispersión, se pueden corregir o reducir fenómenos como la aberración cromática o los flares.
Pero el problema, es que esta tecnología encarece mucho el precio del producto final. Y como siempre, si queremos lentes de alto rendimiento, tendremos que disponer de un bolsillo de “rendimiento” similar.
Mantener las lentes en buenas condiciones
Ni que decir tiene que las rayaduras, el polvo, la grasa y la suciedad en general, aumentarán considerablemente los flares de nuestra lente. Mantenerlas perfectamente limpias durante nuestra sesión nos hará ganar un punto de calidad.
Para ello, antes de utilizar la lente, es recomendable soplar con una pera y posteriormente pasar un pincel para quitar todas esas partículas que quedan depositadas en la superficie.
Una vez se han eliminado estas partículas, se puede utilizar un líquido con una gamuza especial sin daño a rayar el objetivo.
No hace falta llevar siempre puesto el filtro UV
Mi experiencia me dice que en general no merece la pena utilizar filtros UV. Las cámaras ya tienen sus propios filtros UV e infrarrojo, y la utilidad de este cristal es inútil, salvo cuando queráis proteger el objetivo del viento, la arena y otras condiciones no muy amigables con el cristal. Pero como he comentado antes, introducir un nuevo elemento óptico en la lente es crear más espacio para que toda esa luz indeseada campe a sus anchas a base de reflejarse en la superficie del cristal. Se que esto no gustará a mucha gente que jamás ha despegado el filtro UV de su objetivo.
Mención aparte a esas veces que veo a gente con carísimos objetivos a los que se les pone un filtro UV barato. No le veo mucho sentido a comprar el mejor cristal del mercado si luego le vas a poner delante cualquier cosa.
Mucha gente utiliza esos filtros UV creyendo que si el objetivo se cae al suelo, el cristal protegerá la lente. Pero si queréis proteger de verdad la lente en caso de caida, utilizad un parasol, que además ayudará enormemente a reducir toda esta luz parásita. El parasol cuesta 10 euros, y no tendrá ningún problema para morir en nombre de nuestra querida y carísima lente sin dudarlo en caso de que caiga al suelo. Para eso está.
Intenta detectar los flare antes de realizar la toma... y corrígela!
Los flares no siempre se detectan al mirar por el visor. El motivo es que en la mayoría de cámaras el visor nunca revela el 100% de la imagen, sino un 95%. Esto hace especialmente complicado detectar los efectos de las luces parásitas que entran al borde del fotograma.
Si disparáis con la cámara en el trípode, hay un truco muy fácil. Simplemente andas alrededor de la cámara mirando en todo momento el objetivo y procurando no crear sombra sobre el mismo. Si en algún momento descubres una luz que incide directamente en el cristal (estés usando o no un parasol) hay bastantes posibilidades de que la imagen esté recibiendo un flare.
En este caso, podemos hacer uso de una cartulina negra para taparlo. Incluso existen accesorios específicos para hacerlo, llamado Flare Busters.
Cuando se dispara en estudio, debemos tratar de iluminar únicamente el área que abarca nuestra lente. Toda luz colocada fuera de ese área, puede reflejarse en el objetivo. Una forma de controlar esto es utilizar un tipo de papel llamado cine foil, de color negro tipo aluminio pero manipulable. Se coloca en los flashes para evitar que las luces vayan hacia direcciones indeseadas.
Alíate con tu enemigo
Los flares son considerados, por su naturaleza incontrolable, enemigos de la fotografía. Pero, a veces, si no puedes con tu enemigo, alíate con él.
Puede ser que estéis considerando utilizar la luz para integrar los flares dentro de tus fotografías. Pese a que no son fáciles de controlar, como consejo os daría el siguiente: haced lo contrario de lo que os he dicho en este artículo. Por ejemplo, si quieres hacer un retrato, puedes poner a la modelo a contraluz y quitar el parasol del objetivo. Realiza varias tomas, cambiando ligeramente el ángulo, porque al no poder controlar el flare necesitarás elegir entre muchas tomas la que más te convenza.
En esta fotografía que os pongo de ejemplo, es imposible enfocar ya que estamos a contraluz. Por ello hay que tapar el sol con una cartulina, enfocar, y quitarla antes de disparar. Y aprovechando el contraluz, es posible situar un reflector detrás de la cámara para aprovechar toda esa luz desperdiciada y de este modo redirigirla directamente hacia la modelo (por cierto, en esa foto se potenció el flare natural con Photoshop).
Foto de portada | Flickr de Mustafa Sayed
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