Yo soy más de RAW. Siempre disparo en este formato. Y rechazo cualquier cámara que no permita hacerlo. Se pierde mucha información dentro del cuerpo de la cámara. Pero hay veces que no queda más remedio que disparar en jpeg. Así que vamos a conocer cómo debemos configurar nuestra cámara para conseguir los mejores resultados posibles.
Con este tema hay mucha polémica. En muchos cursos me encuentro con gente que dice que dispara en uno o otro formato en función del destino de las fotografías o, lo que más sorprende y que me lleva a ponerme de rodillas para que me den la clave, cuando van a hacer fotografías buenas.
En muchos cursos me encuentro con gente que dice que dispara en uno o otro formato en función del destino de las fotografías o, lo que más sorprende y que me lleva a ponerme de rodillas para que me den la clave, cuando van a hacer fotografías buenas.
El formato jpeg es un archivo comprimido para ahorrar espacio en las tarjetas de memoria y en los discos duros. Hace tiempo esto podía tener sentido por el precio de las unidades de almacenamiento. Pero hoy en día no es una buena justificación.
El otro punto a favor que se esgrime cuando se apuesta por este formato es la rapidez. La fotografía ocupa menos espacio y todo lo que conlleva (pasar información al ordenador, o enviarlo rápidamente a las agencias) es un motivo de peso para olvidarse de algo como el RAW.
Pero no todos los fotógrafos tenemos necesidad de ir rápido. La fotografía es lenta. Luego hay que seleccionar y revelar. No es exactamente lo mismo, pero disparar en jpeg es como trabajar con las diapositivas de los tiempos químicos. Si el disparo no era bueno, la fotografía no se podía salvar.
Había algunos trucos, como arreglar un poco la exposición cuando pasábamos la copia a Cibachrome. Pero lo que conseguías era lo que tenías. Exactamente igual que el jpeg. Es un archivo comprimido y revelado por la cámara con una serie de parámetros que vienen de fábrica. Eso es lo que tenemos que cambiar para conseguir que nuestros jpeg tengan el mejor aspecto posible o el que más nos guste.
También hay otros motivos para disparar en jpeg, por supuesto, como no tener ningún programa de edición de RAW, no saber manejarlos o no querer gastar el tiempo en el mundo del revelado. Así que vamos a descubrir cómo configurar nuestra cámara.
Parámetros que debemos ajustar en nuestra cámara para conseguir el mejor archivo jpeg posible
Si habéis llegado hasta aquí es que sois de los que disparáis en jpeg por algún motivo concreto. Perfecto. Los fabricantes ajustan los parámetros para conseguir que las fotografías sean lo más llamativas posibles. Por lo tanto los valores que introducen son muy altos para lograr esa saturación y esa nitidez que vemos en la pantalla LCD.
Lo que ves es lo que tienes. Pero lo podemos cambiar y configurar. Nunca hay que juzgar una cámara por la primera foto que haces con ella. Igual que nunca podemos elegir una televisión u otra por cómo se ve en la tienda. Todo depende de la configuración:
- Perfil de cámara: este quizás es uno de los más importantes ajustes que debemos hacer. Es el punto de partida. En este momento le decimos a la máquina la saturación, el contraste y el brillo que queremos para nuestros trabajos. En RAW elegiremos siempre el más neutro. Pero en esta ocasión tendremos que buscar cuál es el mejor en función de nuestros gustos. Y dentro del perfil es donde podemos, en muchas ocasiones, elegir el resto de parámetros que vamos a ver.
- Equilibrio de blancos: disparar en jpeg exige leer perfectamente la temperatura de color. Muchos apuestan por el AWB, pero creo que es un error pues modificar el color en un archivo comprimido puede suponer una mayor pérdida de calidad. Lo mejor sería disparar en función de la luz. Pero es un paso más que tendremos que dar en el momento del disparo.
- Nitidez: este parámetro depende del tamaño final de las copias. Depende de si las pasamos a papel o las dejamos en la pantalla. Personalmente apostaría por una nitidez media para evitar un aspecto poco natural.
- Contraste: un contraste más alto puede reventar las luces y las sombras, pero a cambio la imagen es más intensa y con una saturación mayor. Esto puede ser una ventaja, pero en muchas ocasiones intentar corregir un problema de color es complicado si partimos de un archivo comprimido, por decirlo suavemente.
- Saturación: a lo mejor nos gustan los colores más puros, más intensos. Siempre podemos subir este parámetro. Da lugar a fotos más impactantes. Pero como nos pasemos tendremos imágenes con colores sin detalles e insalvables.
Por supuesto no podemos dejar de recomendar que aprovechemos todos los millones de píxeles que ofrece la cámara y que comprimamos los menos posible el archivo. Todo para conseguir la mejor calidad posible. Es una forma arriesgada de trabajar. Si fallamos no hay margen de mejora.
Eso sí, nos libramos de decidir si queremos exponer a la derecha o no. En este caso, hay que exponer lo mejor posible para conseguir que el disparo sea la toma final. ¿Qué pensáis?
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