Hay veces que uno hace determinados procesos de manera automática y sin plantearse demasiado por qué, pensando que todo el mundo actúa de manera similar. Algo similar me ocurrió cuando subí mi último lote de fotos, y muchos de mis contactos se interesaron por el procesado que había estado aplicando, y que pensaba que era bastante más común.
La idea general es hacer por separado un tratamiento en blanco y negro (para la luminosidad), y otro completo (para el color), y fusionarlos. Como decía, es tan simple que seguramente todos lo hayamos hecho alguna vez casi sin proponérnoslo, pero siempre es bueno recordarlo y darle un poco de forma.
En general, utilizo este tratamiento para darle a las imágenes un toque más suave y agradable, permitiéndome ciertos excesos con el tratamiendo de la luminosidad, ya que reaplicarles el color original las vuelve a acercar a la realidad.
Ya que vamos a hacer dos revelados independientes de una misma imagen, aconsejo trabajar siempre con objetos inteligentes de Photoshop, tal y como hemos visto en el curso de revelado con Adobe Camera RAW. El concepto es, en cualquier caso, fácilmente aplicable a cualquier otra herramienta.
La capa que utilizaremos como base, tal y como veis arriba, será un revelado más o menos estándar, cuidando tanto la exposición (curvas, ajuste de luces, etc.) como el color (básicamente, el balanceo de blancos). No es necesario cuidar mucho el detalle, ya que podemos hacer modificaciones en cada uno de los dos procesados más adelante.
Una vez hechos estos ajustes básicos, la duplicamos creando un nuevo objeto inteligente (de esta manera podemos seguir modificando parámetros sin perder nada de calidad), y pasamos a blanco y negro la capa inferior.
En mi caso, suelo hacer este paso desde el propio revelador, probando uno a uno cada uno de los colores para sacarle el máximo partido, aclarando los más oscuros y oscureciendo los que tienen más iluminación. Esto puede crear halos en los puntos donde se unen dos tonos distintos, pero se puede solucionar con un poco de maña y mezclando distintos revelados a base de capas.
Una vez que estemos contentos con el blanco y negro, simplemente tenemos que cambiar el modo de fusión de la capa superior a color, y ya tendremos un resultado que en muchos de los casos será definitivo.
Como indicaba anteriormente, en este punto podemos seguir haciendo ajustes en el revelado de cualquiera de las dos capas, ya que al trabajar con objetos inteligentes seguimos manteniendo esta capacidad. También, muchas veces será interesante bajar la opacidad del revelado en color, para acentuar la suavidad en el resulado definitivo.
Todo este proceso puede durar perfectamente menos de cinco minutos para conseguir un primer resultado rápido y efectista, y es bastante adecuado para paisajes o imágenes con un toque atemporal, como la utilizada como ejemplo. Incluso podemos aplicar un pequeño desenfoque gausiano a la capa de color para limar uniones y acentuar este efecto.
Nada nos impide, en cualquier caso, hacer un blanco y negro contrastado y rabioso, o utilizar una capa de color saturada e irreal, con resultados radicalmente distintos.
Continuando en esta línea, podemos utilizar modos de fusión distintos, según el tipo de fotografía con la que trabajemos. Por ejemplo, los retratos se prestan bastante mucho a ello:
Una vez realizados los mismos pasos (revelado en blanco y negro en la capa inferior, y en color en la superior), el modo de fusión de luz suave nos ofrecerá imágenes mucho más dramáticas y poderosas, realzando las líneas de expresión y los detalles de la piel del retratado.
En este caso los colores estarán de por sí algo más apagados, así que posiblemente no nos sea necesario bajarle la opacidad a la capa para lograr resultados con una atmósfera similar a la anterior.
En resumen, hemos visto cómo a veces puede ser interesante aislar partes esenciales de la imagen (luminosidad y color) para tratarlas por separado, evitando usar presets prediseñados y controlando mejor el proceso.
Esta misma idea se puede aplicar de muchas maneras, editando por ejemplo cada canal de manera individual, o separando los revelados con máscaras de capa. Sólo tenéis que encontrar el que os proporcione un balance entre potencia y simplicidad que os resulte más cómodos.
Fotos | Javier Prieto
Ver 3 comentarios