Hace cosa de un año, en un curso de fotografía al que asistí, se abrió un debate acerca de la forma de disparar que teníamos cada uno desde el punto de vista de la motivación. Para mi sorpresa, desde el ponente a buena parte de los asistentes coincidían en que les resultaba muy complicado hacer fotos “sin más”.
Hacer fotos que no respondían a un porqué, a un proyecto más amplio, a una historia previamente concebida o a un encargo con determinadas pautas les producía a algunos de ellos “vértigo”, “miedo” e “inseguridad”. Para todos ellos aquella era una forma de proceder mucho más cómoda, natural y estimulante que otras.
Estos días me encontré una frase que me hizo pensar en aquel día y en lo que había escuchado. Y me llevó, una vez más, a plantearme cómo disparo yo, si esto es correcto y si debería probar otras cosas:
No hay que ir en busca de las fotografías, sales y las ves mirándote fijamente.
La frase es de Lee Friedlander. Tan pronto leí la frase se me dibujó una sonrisa. ¡Qué gran verdad! A mí me pasa eso. Veo fotos allá por donde voy. Voy caminando y veo fotos. Voy conduciendo y veo fotos. Estoy en casa y veo fotos. Cuando tengo la cámara conmigo, siempre procuro que sea muchas veces, las hago. Sin más. Y cuando no… cuando no me da mucha rabia, no os voy a mentir.
Y sí, es cierto que la frase se puede aplicar en ambos sentidos. Tanto si vas tratando de encontrar alguna foto en concreto como si dejas que sean las fotografías las que te encuentren a ti. Aunque, entre nosotros diré que, viniendo de Friedlander, casi seguro que está de mi lado.
En cualquier caso, a lo que me refiero, es que para mí la fotografía es algo muy próximo a la libertad. Cierto es que casi siempre hago fotos como aficionado. Diferente es cuando haces determinado trabajo, ahí sí, es aconsejable tocar ciertos aspectos que te garanticen que vas a contar lo que necesitas contar. Pero a partir de ahí la libertad es plena.
Personalmente me daría mucha pena salir de casa con la cámara y no saber qué fotografiar por no encontrarle sentido a hacerlo, pues al menos para mí lo que capto en cada foto es lo que le da todo el sentido a haberla hecho.
No necesito exclusivamente grandes historias detrás una estampa para fotografiarla. A veces una mirada, una situación curiosa o un paisaje son suficientes para hacer que algo dentro de mí se remueva y el cuerpo me pida levantar la cámara, apuntar y disparar.
Pero claro, seguramente como yo, pensar en todo esto, sea cual sea tu postura, te lleva a hacerte preguntas:
¿Es mi forma de disparar la correcta? Pues sinceramente no creo que ninguna de las dos formas sea más correcta que la otra. Son dos maneras diferentes de aproximarse a la fotografía y de buscar algo que te lleve a disparar tu cámara. Siempre y cuando mi método me conduzca a hacer fotos y no a frustrarme una y otra vez, seguramente está bien.
¿Tiene sentido cambiar de modo de hacer? Sin lugar a dudas, cambiar por un día la forma de disparar para buscar un tema que documentar gráficamente no deja de ser interesante, además de un ejercicio fotográfico estupendo. Pero, ¿limitar mi forma de hacer a eso? Al menos a mí me resulta un poco estresante basarme sólo en eso.
Y vosotros, ¿cómo disparáis?
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