Aunque el artículo ya tiene unas semanas, ha llegado hoy a mí a través de menéame. Hablo de un artículo que publicó El País el día uno de junio y que lo firma Barbara Celis desde Nueva York. Se titula “Muerte al artificio” y se basa en una nueva corriente que, al parecer, se está desatando en los Estados Unidos de la mano de fotógrafos como Peter Lindbergh y que es respaldado por, nada más y nada menos, revistas de la talla de Vogue. ¿Qué hacen? Dejar de usar Photoshop.
En una entrevista en el The New York Times, Lindbergh afirmaba estar harto de ver en la portada de muchas revistas a chicas que parecen “objetos venidos de Marte” y que en nada contribuyen a crear “ideales de belleza reales”. Buena prueba de ello es la cabecera de este post, en la que podemos ver a Reese Witherspoon en tres portadas diferentes publicadas con pocos meses de diferencia. Sí, sí, son la misma persona.
Es lógico que se alcen voces de denuncia de la situación a la que han llegado la industria de la publicidad, la moda y la belleza. De ella son fruto situaciones como la descrita por la comparativa de fotos. Roza el esperpento. Pero, ¿alguien cree en serio que la culpa de todo esto puede tenerla Photoshop? Seamos serios.
¿Realmente están poniendo la pelota en el tejado de los verdaderos culpables? ¿Alguien cree que Photoshop o Adobe pueden tener la culpa del uso que se le da al software? Afirmaciones de este tipo son equivalentes a animar a la gente a que denuncie a Nike o a Adidas porque un día vieron a una señora que llevaba chandal con tacones.
Es cierto que la imagen que se nos muestra tanto del hombre como, sobre todo, de la mujer perfecta dista mucho de lo alcanzable por el común de los mortales. Básicamente porque lo que muestran no existe y no representa la perfección, sino pura invención y fantasía.
De hecho, el propio Lindbergh ha venido publicando en los últimos tiempos una serie de portadas de la Elle francesa con fotos de Monica Bellucci, Eva Herzigova y Sophie Marceau sin maquillaje ni retoques digitales. La acogida por parte del público ha sido buena.
Esta iniciativa de Linbergh y Elle me parece una buena idea, además de coherente con lo que el fotógrafo argumenta. De todas formas creo se trata de algo que si en realidad lo han cumplido, ¿no han tocado ni un nivel?, es un poco extremista. En cualquier caso sí creo firmemente que sería bueno que empezasen a proliferar este tipo de acciones que suavicen un poco la tendencia estética que impera en la actualidad.
Pero volviendo a Photoshop, ¿nadie cree que en todo esto pueden haber tenido algo que ver los contratos de las superestrellas en las que prohíben la aparición de arrugas o celulitis en las fotografías? ¿O los propias estrellas que aparecen en las fotos, que con 60 años quieren lucir más jóvenes que cuando tenían 30?
Sinceramente, creo que más demoledor que el Photoshop, que al fin y al cabo no es más que una herramienta potente, son algunos artículos de opinión, algunos especial dietas, especial verano y, en definitiva, especial “crea tus traumas”. A todo esto seguramente también habría que añadirle el trabajo de algunos “photoshoperos” que hace tiempo han pasado la frontera del buen gusto…
En cualquier caso, las industrias de la moda y la belleza no pueden pretender ahora que se destierre del planeta Tierra a un software de retoque fotográfico por ser el culpable de los todos los males. Lo dicho, seamos serios.
Vía | El País |The New York Times
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