Aunque cada tipo de fotografía tiene sus misterios y su dificultad, he de confesar que ser fotógrafo aventurero es una de la más dura de todas, porque hace falta mucha vocación para cargar con todo el equipo allá donde vayamos. Montañas, ríos, desiertos, playas... nada se interpone entre nosotros y la fotografía que buscamos.
No obstante, para no fracasar en nuestra misión o que nuestro equipo sufra las inclemencias del tiempo, es importante ir bien preparado y repasar estos 11 consejos para fotógrafos aventureros.
1. Lleva siempre una mochila adecuada para el equipo
Llevar la cámara y el resto del equipo en una bandolera o una riñonera puede ser cómodo si estamos haciendo turismo o fotografiando el bautizo de nuestro sobrino, pero para cargar con ello montaña arriba y abajo, lo mejor es una mochila adecuada para el equipo.
Para acertar con la mochila adecuada os recomiendo esta completa guía sobre bolsas y fundas para cámara de Vanguard, que hace un repaso por todos los tipos de bolsas, mochilas y fundas existentes, los aspectos más importantes que debemos revisar y también consejos sobre su uso.
Para el fotógrafo aventurero, es importante que sea una mochila cómoda e impermeable, con fácil acceso a la cámara, sitio para mantener el resto del equipo ordenado y protegido, con compartimentos ajustables y bolsillos para los accesorios más pequeños.
2. Escoge bien tu trípode
Para el fotógrafo aventurero la elección del trípode es algo crucial. Es importante conocer todos los aspectos a tener en cuenta, y para ello nada como esta guía práctica sobre las patas del trípode de Vanguard, que repasa todos estos aspectos para que no falles en tu elección.
La ligereza es un factor importante, pero que no debe condicionar la estabilidad del conjunto. En ese sentido, si nuestro presupuesto lo permite, lo ideal es optar por el carbono frente al aluminio.
También es muy importante tener en cuenta el tamaño del trípode plegado, por lo que es posible que nos interese uno con más secciones, aún sacrificando un poco la estabilidad. En cuanto al sistema de bloqueo de las patas, es difícil decidirse, las de clip son más rápidas y resistentes al polvo y las heladas, mientras que las de giro hacen del trípode un bulto más manejable.
La columna central también es un elemento a considerar a la hora de elegir nuestro trípode. Las más avanzadas se puede inclinar y colocar horizontalmente para realizar tomas cenitales. También es muy práctico que se pueda retirar para realizar cómodamente tomas a ras de suelo, o que se pueda voltear con tal fin. Complementariamente, existen versiones con un gancho en la parte inferior donde podemos colgar la bolsa de la cámara para que haga las veces de contrapeso.
Tampoco conviene pasar por alto el tipo de pie. Los habituales de goma funcionan en la mayoría de situaciones, pero pueden deslizarse en rocas y otras superficies resbaladizas o hundirse en la nieve o la arena. Para estas situaciones existen pies específicos, más anchos, y también los hay en forma de pica para clavarse si fuera necesario.
En cuanto a la rótula, mi recomendación para fotógrafos aventureros es una rótula de bola, más que nada porque es más fácil de manejar que una de tres ejes, especialmente si llevamos guantes, ya que tiene menos llaves que apretar. También existen rótulas específicas para fotografía macro y panorámicas, pero salvo que tengamos algo muy concreto en mente, la de bola es suficientemente versátil.
Por último debemos fijarnos en los niveles. Normalmente el trípode y la rótula incorporan uno cada uno, y son muy útiles para asegurarnos de que hemos colocado el trípode adecuadamente, algo no siempre sencillo en terrenos escarpados o irregulares.
3. El trípode también quiere su bolsa
Una bolsa para transportar el trípode también es una muy buena idea, porque si lo llevamos sobresaliendo de la mochila nos arriesgamos a que coja polvo y, sobre todo, a que entre agua y polvo en la mochila, pudiendo poner en peligro nuestro valioso equipo.
4. Un trípode de mesa también puede ser muy útil
Si no te ves con ánimos de cargar con un trípode completo, un trípode de mesa también puede ser de mucha utilidad. Hay trípodes de mesa que prácticamente caben en el bolsillo y pesan apenas unos gramos, aunque no valen para los equipos más pesados.
También existen trípodes de ventana que podemos enganchar a diferentes superficies como una rama o un tablón, y monopods, que son como trípodes de una sola pata que ayudan a estabilizar una toma.
5. Protege tu lente con un filtro
Vamos a empezar por lo más básico, proteger nuestras lente con un filtro. Puede ser un filtro neutro como un filtro UV, que básicamente evitará que se ensucie al lente y nos arriesguemos a rallarla al limpiarla, pero mi recomendación para el fotógrafo aventurero es un filtro polarizador.
El filtro polarizador permite absorber una componente polarizada de la luz, y en la práctica sirve para reducir reflejos (en lagos, por ejemplo, o cualquier superficie reflectante) y conseguir cielos más azules y verdes más verdes, pudiendo ajustar el efecto girando el filtro entre 0 y 90 grados. Es un efecto que no se puede conseguir en postproducción y es muy útil en exteriores, territorio natural del fotógrafo aventurero.
Complementariamente, también viene bien tener un kit de limpieza de objetivos, ya sea para limpiar los filtros o por si en algún descuido se ensucian las lentes.
6. Protege las fotos que ya has hecho
Hace no mucho, al llegar a casa, descubrí que por llevarla en un bolsillo de la mochila, a una de mis SD se le había doblado una pestaña y el ordenador no la reconocía. Al final pude arreglarla y recuperar las fotos, pero pasé unos momentos muy angustiosos.
Desde entonces llevo siempre las tarjetas en una funda rígida para que no les pase nada, que no hay nada más frustrante que perder unas fotografías por las que, literalmente, nos han costado sudor y lágrimas.
7. No pierdas la oportunidad de compartir al instante una fotografía única
Hay algunas fotos que merecen ser compartidas al instante: un atardecer o un amanecer especial, una tormenta, un evento deportivo... Con el móvil es fácil hacerlo, pero compartir las fotos hechas con nuestra SLR necesitamos pasarlas al ordenador. ¿O no?
Seguro que muchos ya conocéis las tarjetas SD con Wifi, que permiten pasar nuestras fotografías a cualquier dispositivo (tablet o móvil) conectado a la red que ella misma crea, para así poder revelarlas y compartirlas al instante.
8. No te quedes sin batería en el peor momento
Uno de mis mayores temores cuando salgo de aventura y llevo mi cámara conmigo es quedarme sin batería. Por más que lleve dos baterías de reserva siempre tengo ese miedo, especialmente si se trata de una escapada de varios días sin ningún enchufe previsto en el camino.
Para esos caso, no hay nada como un cargador solar especialmente diseñado para cargar baterías de cámara. La parte solar no es la panacea, pero sirve para cargar durante el día la batería interna, y luego recargar la de la cámara por la noche.
9. Aventúrate a fotografía debajo del agua
Confieso que nunca me he atrevido a meter mi réflex debajo del agua, y eso que las fundas estancas y sumergibles son perfectas para un poco de fotografía subacuática, que ofrece un sinfín de posibilidades creativas. También son una buena idea para hacer fotografías en situaciones extremas de polvo, arena, nieve o lluvia.
10. Protege también tu pantalla LCD
¿Os acordáis de cuando hacíamos una foto y no podíamos saber cómo había quedado hasta revelarla? Pues algo parecido podría ocurrirnos si no protegemos bien nuestra pantalla LCD.
Algunas cámaras tienen pantallas LCD plegables que podemos girar para colocarlas mirando hacia la cámara, de forma que están más protegidas durante el transporte o al usar la cámara en situaciones adversas, pero también es una buena opción proteger la pantalla LCD con una lámina plástica similar a la que se utiliza para proteger la pantalla de los móviles.
11. No te olvides del intervalómetro para los time-lapses y las exposiciones largas
La naturaleza es el escenario perfecto para time-lapses y largas exposiciones, ya sea para capturar el paso del tiempo o para realizar fotografías nocturnas. Un intervalómetro es muy práctico para estas lides, automatizando la tarea de realizar una fotografía cada determinado periodo de tiempo o estableciendo un tiempo personalizado para el modo "bulb" de nuestra cámara.
Si se trata de un uso puntual, ni siquiera hace falta que carguemos con un intervalómetro, porque actualmente existen diferentes aplicaciones para smartphones que pueden cumplir esa función con el accesorio adecuado.
Y, sobre todo, haz fotos
Cuando salimos a hacer fotos es muy importante ir bien equipado y poner en práctica alguno de estos consejos para el fotógrafo aventurero, porque en entornos hostiles tanto nosotros como nuestro equipo puede sufrir mucho. Sin embargo, no hay que olvidar que lo verdaderamente importante es hacer fotos, muchas fotos, buscar nuestro propio estilo y tratar de capturar la experiencia que estamos viviendo. Si no, habremos cargado con muchos kilos en nuestra espalda para nada.
Imágenes | Danfador, PiccolaNamek, PublicDomainPictures