El Museo Lázaro Galdiano (Madrid) y PHotoEspaña nos sorprenden una ocasión más con una exposición muy interesante, no sólo por descubrir el trabajo del mexicano Manuel Carrillo sino porque se ha comisariado la muestra haciendo que sus obras dialoguen con las fotografías de grandes maestros como Ansel Adams, Edward Weston, Edward Steichen o Paul Strand entre otros contemporáneos suyos como Manuel Álvarez Bravo (ex esposo de Lola álvarez cuya exposición podemos ver en el Círculo de Bellas Artes de Madrid).
Una exposición comisariada por Stuart A. Ashman, que pudo verse en el Museum of Latin American Art de los Ángeles el año pasado, que ahora visita Madrid y nos hace viajar a la Historia de la fotografía con autores claves y con un estupendo trabajo de Manuel Carrillo que, aunque muy inspirado por ellos, no deja de ser una obra impecable.
Manuel Carrillo desarrolló su carrera de forma tardía, pero aún así fue un reconocido fotógrafo que le llevó a exponer en ciudades como Chicago, siendo aquella una muestra donde presentaba la vida rural de México y que visitaron más de 100.000 personas. La temática que engloba su carrera está muy marcada por los trabajos de la época que se centraban en enseñar su país bajo una identidad cultural unificada. De este modo encontró su inspiración en las sociedades rurales, lugar donde este fotógrafo descubrió el verdadero sentimiento mexicano.
Fue un fotógrafo que trabajaba desde la paciencia. En este sentido llaman la atención sus fotografías bañadas de una luz que convierte las estampas en momentos únicos, y ello es gracias a que podía pasarse horas esperando a que llegase una buena iluminación natural para la escena. Decía que "para lograr una buena fotografía hay que armarse de paciencia, tenacidad y mucha película". Y es muy cierto ya que lo observamos en sus imágenes, son serenas, no son fruto de disparos fortuitos, se nota en los gestos de los sujetos que aparecen en ellas, sus facciones marcadas por el trabajo en el campo se nos tornan muy bellas. Son fotografías que el público agradece, que llenan.
Habíamos comentado que esta muestra se completa con obras de grandes maestros con la intención de poner de manifiesto esa inspiración que Manuel Carrillo había adquirido de ellos. De Manuel Álvarez, no sólo asimiló una estética y una técnica, sino también esa fascinación por los entornos rurales mexicanos. A nosotros nos da la oportunidad de ver obras icónicas como la famosa estampa del Flatiron de Nueva York por Edward Steichen o los maravillosos paisajes de Ansel Adams.
Sin obviar a Edward Weston, que en Manuel Carrillo influyó su abstracción, la cual supo adaptarla muy bien a sus composiciones si observamos cómo encuadraba a sus sujetos dentro de un espacio atemporal. Brett Weston, hijo de Edward Weston también aparece en la exposición, al igual que otro grande como es Paul Strand, cuya impronta experimental del uso de contrastes y encuadres más innovadores también podemos observar en el fotógrafo mexicano.
También nos permite conocer a otros fotógrafos mexicanos como el ya mencionado Manuel Álvarez o Graciela Iturbide, de reputado nombre por las fotografías de hombres ataviados con ropas tradicionales femeninas. Y es que esta exposición se hace indispensable para todos los amantes de los clásicos.
Es una muestra que no se hace extensa, con lo cual se disfruta mucho más, porque permite al público detenerse y esperar con la misma paciencia que tenía Manuel Carrillo, para localizar detalles y semejanzas de su obra con la de sus maestros. Imperdible. Hasta el 30 de agosto de 2015 en el Museo Lázaro Galdiano.
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