Si un fotógrafo tuviera la gran suerte de mentores a otros tan grandes como Robert Capa, Edward Steichen y Roy Stryker parecería que sería muy fácil convertirse en un gran fotógrafo, también. Pero Elliott Erwitt es mucho más. Nacido en París en 1928, se unió muy joven, tan solo 25 años, a la ya entonces prestigiosa Agencia Magnum de la mano, precisamente, de Robert Capa con el que había compartido un pequeño estudio en .
Erwitt resulta ser uno de esos fotógrafos cuyas fotografías son conocidas por muchísima gente pero que poca gente, por desgracia, conoce que son suyas.
El joven Erwitt
Aunque apoyado por estas tres grandes figuras, su llegada a Magnum se produce con un buen bagaje en su historial como joven fotógrafo puesto que con 23 años ya había recibido el premio de la prestigiosa revista Life y un año después, en 1952, realiza una de sus mejores series de siempre en un corto viaje a España.
Dentro de esa brillante serie, logra una absoluta obra maestra de la cual podemos ver copia en el Museo Reina Sofía. Una copia realizada en 2002 (ingreso en 200) en Gelatinobromuro de plata sobre papel de 57,2 x 38,1 cm y en un soporte de 60,5 x 50,5 cm.
Erwitt era ya un fotógrafo con un estilo reconocido, que había ganado en 1951 el premio de la revista Life y que, al año siguiente, en 1952, había hecho algunas fotografías inolvidables en un corto viaje a España, como esa increíble imagen de una pareja de jóvenes enamorados bailando en una cocina de una casa de Valencia y aquella extraordinaria, una absoluta obra maestra, que hace en Barcelona a un chaval montado en el enganche trasero de un tranvía, arquetipo de la miseria durante la posguerra en la que había sido capital espiritual del movimiento obrero, y que es una imagen aún más cargada de sugerencias por el contraste entre la tristeza, la seriedad digna de la pobreza, y la anodina e insulsa felicidad de la pareja montada en el tranvía que se transparenta a través del cristal.
Ironía pero crítica, un toque muy suyo
"Un testigo de la historia y un fabricante de sueños con la cámara". Así resumía el International Centre of Photography (ICP, Centro Internacional de Fotografía) el trabajo de Elliot Erwitt, durante la retrospectiva que llevo a cabo durante el año 2011.
Pero es bien cierto que Elliot Erwitt fue un buscador constante del momento decisivo, pero con cierto punto de ironía. Sería grotesco decir que es un fotógrafo divertido, aunque muchas de sus fotografías, nos saquen una sonrisa. Es más bien ironía y crítica lo que subyacen en el fondo de la fotografía.
Una ironía que va un paso más allá con su conocida serie "Dogs", a vista de suelo casi siempre, en la que personas y perros entremezclan vidas de unos y otros planteando curiosos conceptos visuales.
Fotoperiodista sí, pero con toque autobiográfico y preocupación social
Otro rasgo que distingue el conjunto del trabajo de este gran fotógrafo es la inclusión de elementos autobiográficos. En realidad, hay quien afirma, que lo que siempre ha pretendido Elliot Erwitt ha sido contarnos cómo ve la vida ante sus ojos, apoyado tras su cámara, desde luego.
Maestro del "instante decisivo" como lo fue Henri Cartier-Bresson, siempre se mantuvo fiel a la fotografía documental y al fotoperiodismo característicos de la Agencia Magnum, pero su ya mencionada ironía visual y sus elementos autobiográficos, no deben distraernos de la crítica, preocupación social y política que denotan gran parte de sus fotografías como en la pertubante imagen de 1950, que vemos a continuación.
Una visión del mundo
El propio Erwitt ha reconocido en más de una ocasión, que no suele tener ideas preconcebidas de lo que va a fotografiar, que fotografía lo que pasa delante de él. Es su forma de ser, de ver, de plantear y recoger situaciones. Una forma de ser que le lleva a titular gran de sus fotografías con el lugar y la fecha en que fueron tomadas, dejando que sea el espectador quien tome la decisión de interpretar sin otros elementos más que la propia imagen. Actualmente, Elliott Erwitt está en proceso de archivo de todas sus obras aunque sigue realizando algunos encargos editoriales.
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