Andrés Martínez Casares es un tipo tranquilo, confiado en sí mismo, luchador y con principios. Y todo ello se refleja en su forma de ofrecernos ver el mundo a través del objetivo de su cámara y de una profesión, como dice él, en recortes y transformación obligada como es la de fotoperiodista.
Nació en León hace 30 años, y, aunque su poblada barba nos hace pensar en varios años más, en realidad, es fruto de la experiencia y las dificultades que uno tiene cuando visita el campo de batalla. Un campo de batalla que le ha llevado desde hace un tiempo a cubrir el conflicto de Egipto, con el mismo buen criterio y sensibilidad que le llevó a hacerlo hace unos años con la devastación provocada por el terremoto de Haití. Andrés, pinta fotos y cuenta historias, muy humanas, muy cercanas, dolientes y sangrantes, en ocasiones, para golpearnos con la ternura en otras.
Este leonés, después de dejar el ámbito local y pasar al nacional, decidió que las ruedas de prensa no eran lo suyo y en 2009 abandonó aquello y comenzó a viajar por América Central. Fue la elección correcta y diarios como The New York Times, Xinhua, The Wall Street Journal o Der Spiegel han contado con sus servicios en varias ocasiones.
No pude cubrir la primavera árabe porque estaba en Haití. Pero siempre he tenido esta parte del mundo como un referente para trabajar. Más cuando la situación es tan complicada como lo es ahora. Cuando hay tantos cambios en una sociedad tan distinta a la nuestra siempre es interesante poder vivirlos y documentarlos, además de suponer un reto profesional.
EFE, ADN, El Mundo e incluso The New York Times, The Wall Street Journal o Der Spiegel . Has estado en África, Europa, América Central ¿Ser fotógrafo freelance ofrece más posibilidades de trabajo? o todo lo contrario: ¿es la única posibilidad?
Ser fotógrafo freelance no es porque ofrezca más posibilidades es que se convirtió en la única la única salida que vi. Desde hace años quería trabajar en un ámbito internacional. Profesionalmente me atraía mucho el trabajo de acercarte a otras realidades, y yo en España apenas pasaba de cubrir ruedas de prensa o hacer entrevistas. No es un trabajo para nada sencillo, y menos cuando no tienes ni idea de vender tus fotografías, y creo que exige mucho sacrificio, pero hago lo que me gusta hacer.
También he disfrutado mucho, por ejemplo, cuando trabajaba contratado para agencias en Haití procuraba mantener en el hilo siempre información, pero gozaba de cierta libertad para cubrir hechos que no fueran sólo noticias. Trabajé mucho “daily life” en aquella época.Para un fotógrafo como tú, en zonas de conflictos, ¿qué es lo más difícil?
¿Zona de conflicto? Bueno, no considero esta situación - se refiere a su lugar actual, El Cairo, Egipto - una zona de conflicto como tal. Al menos no un conflicto como podría ser una guerra, que es lo que yo entendería por conflicto. Pero sí son situaciones más sensibles, quizás crisis, en Egipto ha habido enfrentamientos y muchos muertos en una jornada en agosto, en otras ocasiones han sido desastres naturales, o epidemias. Pero entiendo por donde vas. Creo que lo más difícil es aprender a desenvolverse, con las personas y con las circunstancias. En cada lugar y en cada momento, las cosas cambian, y hay que aprender a adaptarse y asumir lo que hay alrededor.
¿Y lo qué más miedo te da?Los recuerdos que te llevas de algunos sitios.
Sientes, seguramente, la necesidad de mostrar tus fotografías al mundo, imagino, pero cómo se produce la selección de tu trabajo. ¿Cuál es el criterio que utilizas?
Intento tomarme un tiempo, ver cuáles son las fotos que a mí más me transmiten. Las que me cuentan algo, las que pueden explicar el momento. Pero también trato de fijarme en detalles. En que la foto sea, cuando menos, correcta. Luego, pues trato de que sean lo menos hirientes, aunque a veces la única forma de transmitir es que la foto le pique al lector, que le haga pararse.
¿Te sientes recompensado por lo que luego ves publicado?No siempre, pero sí es cierto, que cuando una foto es buena no sólo lo ve uno mismo, los editores también. El principal problema es competir con las grandes agencias. En este momento estoy trabajando fuera de ese círculo y conseguir colocar fotos en revistas no es sencillo. Tienes que tener algo muy distinto y que a los editores les convenza para que en lugar de tirar de una foto de la linea que suelen tener contratada, te compren a ti.
Es conocido en el sector que la situación del fotoperiodismo actual no es buena, más bien mala. Y no lo digo a nivel de reconocimiento, donde el fotoperiodismo español ocupa puestos de cabeza. Sin embargo, los medios cierran, fotógrafos son despedidos e incluso en alguno lugares se fía todo a la participación ciudadana ¿Los fotoperiodistas son una especie en extinción?
La situación es muy mala. Si nos mantenemos en esto, en muchos casos es a costa de sacrificar una gran parte de nuestras vidas. Pero no creo que seamos una especie en extinción, aunque sí en recorte y readaptación. La profesión está tocada. El otro día leía de un periódico que ofrecía a los lectores pagarles de 15€ a 40€ por foto. Yo me pregunto si harían lo mismo con los textos. Hemos sido los primeros en ser prescindibles.
La participación ciudadana siempre ha estado ahí, pero los periodistas tenían que contrastar, acudir... Ahora cualquiera tiene una cámara en el teléfono, y te hace una foto, un vídeo y, si se pone, te graba una entrevista. No les cuesta nada mandarte un mensaje con la foto, te la subes a la web con las cuatro cosas que te pueden contar de lo que ve y ya tienes la nota fabricada, y encima llegará a sus amigos y les dirá, mirad esto lo he hecho yo. Y el redactor no ha salido de la redacción. Me da pena ver como en algunos casos hemos dejado que esto ocurra.
Espero, sinceramente, te presentes esta próxima edición al World Press Photo ¿Es así?(Sonríe) Pues gracias. Pero no soy yo muy "concursero". Tengo que tener muy claro que tengo algo que merezca la pena y, honestamente, creo que por ahora no hay nada tan bueno, pero si para entonces considero que tengo algo que pueda enviar lo haré. Pero te agradezco enormemente el cumplido.
Próximos proyectos, destinos, …
De momento he decidido quedarme por el Cairo hasta mediados o finales de octubre, y si la economía me lo permite irme en noviembre a Haití, de nuevo, durante unas semanas. Pero ya se verá que pasa...
Hasta aquí hemos llegado con la entrevista a Andrés Martínez Casares, al que agradecemos enormemente su colaboración a pesar de la dificlísima situación que está viviendo en Egipto y que, en ocasiones, nos ha dificultado algo la comunicación. E igualmente le insistimos en animarle a presentar alguno de sus últimos trabajo a concursos como WPP o el Tim Hetherington Grant Award que organiza WPP con Human Rights Watch.
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