No me gusta escribir estas líneas. Mucho tiempo llevamos hablando de Kodak en los últimos meses debido a su preocupante situación financiera. Desde las ventas de patentes al mejor postor para tapar los agujeros económicos, creación de nuevos sensores hasta los análisis que comentabais muchos sobre su error al haber perdido el paso con lo digital.
La cuestión resulta ser que el enfermo cambia de la planta de enfermedades muy graves a la unidad de cuidados intensivos preparando, como si fuera el último coletazo, toda su artillería jurídica y financiera para protegerse ante su más que inminente bancarrota que será anunciada en las próximas semanas. Esta maniobra, desesperada, supone el último cartucho para una compañía que ocupó los primeros puestos en el ranking de las empresas más importantes tanto en los Estados Unidos como a nivel mundial. Una marca que era sinónimo de Fotografía.
La compañía, con ya 131 años de edad, todavía está haciendo los últimos esfuerzos para vender parte de su cartera de patentes y así podría evitar el Capítulo 11, según las leyes estadounidenses, que sería como declararse en bancarrota a nivel federal, al parecer, siendo un juez de la corte federal quien disponga qué hacer con la compañía. Algo parecido a lo que en España conocemos como Ley Concursal. Dicho proceso lleva unos trámites de acuerdo a una estructura perfectamente planificada que será vigilada por el juez.
Si no funciona la última venta de patentes, todo pinta ya fatal para Kodak. A pesar que está negociando con distintos bancos para conseguir la financiación necesaria por valor de 1000 Millones de dólares no parece que éstos estén por la labor de mantener este gigante herido y, menos áun, con la actual crisis económico-financiera actual. Preparémonos para despedir a uno de los grandes.
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Vía | The Wall Street Journal
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