Nos enteramos de un proyecto fotográfico bien curioso, en el cual el fin es el propio proceso. Luke Evans y Josh Lake son dos estudiantes de fotografía y diseño gráfico en la universidad de Kingston que han creado lo que ellos llaman “fotogramas humanos”, tragándose trozos de película fotográfica de 35 mm para después, una vez digerido y expulsado a oscuras (sí, un tanto escatológico y bizarro), pasar a lavarlo, revelarlo y escanearlo con un microscopio electrónico.
Los resultados son bastante impresionantes, debido principalmente al escaneado con microscopio, que permite examinar los restos y los daños del proceso sobre la emulsión. Además, las imágenes a tamaño completo son enormes (10.000 píxeles por su lado mayor), lo que permite ver cada detalle de lo que sus cuerpos, utilizados a modo de “cámara”, producen.
Para tener pruebas de la veracidad del proceso, incluso se hicieron una radiografía en la que se ve el trozo de película dentro de su cuerpo.
En mi opinión, este tipo de proyectos tan pecualiares – por así decirlo – persiguen principalmente llamar la atención supeditando todo lo demás a ello, y por supuesto lo consiguen sobradamente, pero no deja de ser en cierto modo anecdótico. Y en este caso, sus autores han acompañado una idea tan atrevida con un proceso técnicamente muy trabajado, lo cual le da cierto valor añadido y lo hace más interesante.
Vía | Creative Review
Más información | Luke Evans | Josh Lake
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