Cuando Anton Orlov de San Diego (California) compró una vieja cámara estereoscópica Bellini Jumelle de 1901 por aproximadamente cien dólares, no se imaginaba que estaba comprando además una porción de historia plasmada en fotografías centenarias.
La cámara contenía doce placas de vidrio en su interior, de las cuales cuatro estaban vacías pero otras ocho contenían imágenes en negativo. Tras escanear y positivar estas imágenes, Anton se dio cuenta de que se trataba de fotografías de Francia durante la Primera Guerra Mundial.
Estas fotografías habían sobrevivido durante unos cien años en el interior de la vieja cámara, un material gráfico sin duda inédito y que a día de hoy tiene un valor tremendo.
Actualmente, su descubridor expone estas imágenes positivadas en su autobús fotográfico que va itinerando por diferentes lugares.
Vía | The Photoblographer